Apartamento de Niccolò Cacciatore

-Bienvenida a casa- sonrió a la husky mientras ingresaban al apartamento y la depositaba con cuidado en el sofá -Ponte cómoda mientras te traigo algo de comer- anunció yendo hasta la cocina por un poco de comida, pero sólo encontró fruta y algo de pollo de la cena del día anterior. Cortó una manzana en trozos, al igual que una pechuga, los puso sobre un plato y sirvió un poco de agua en un tazón para ofrecerselos al animal -Tenemos que ponerte un nombre- le dijo pensativo mientras dejaba la comida sobre el suelo -¿Te gusta Chiara? es italiano- propuso con una sonrisa mientras le rascaba atrás de las orejas. -Yo soy Nicco- se presentó tomando con suavidad su pata delantera derecha -Eres muy bonita Chiara- aseguró pensando en quedársela, siempre había querido una mascota, aunque le hacía sentir mal el saber que alguien podría estar buscándola. -Tengo que comprarte comida decente, esto te puede hacer daño si lo comes muy seguido- señaló la fruta y el pollo. -Es más, iré ahora mismo, tú descansa que yo ya vuelvo, ¿vale?- se puso de pie, no sin antes darle un beso en medio de las orejas y salió corriendo del apartamento, tenía que comprar varias cosas para que Chiara se sintiera cómoda en su nuevo hogar.

Se dejó coger y manejar a gusto del joven ya que no tenía fuerzas para resistirse. Y si lo hacía salía lastimada, así que optó por cerrar los ojos y pensar que hacer para volver al apartamento de Judd antes de que saliera del trabajo. Había encontrado un buen sitio dónde quedarse  algo parecido a lo que llamar hogar, así que no quería que pensara que se había escapado. Debía idear una manera para escapar en cuanto pudiese, pero a cuatro patas le era imposible por la fractura de las costillas. Como humana podría andar, así que pensaba utilizar la primera oportunidad para transformarse. Apoyó la cabeza entre sus patas buscando algo de comodidad en el sofá, pero el dolor persistía. Cuando acercó un par de platillos con comida, olisqueó el ambiente para saber si era de su agrado y si valía la pena hacer el esfuerzo. Apartó el plato del pollo con un leve movimiento de pata, casi ofendida por ese ofrecimiento y se centró en tomarse la fruta. Algo de azúcar le vendría bien. Al escuchar que saldría un momento levantó las orejas, atenta. Notó los labios sobre su cabeza. Estaba siendo dulce con ella, pero seguía sin olvidar que era el mismo que la había atropellado, así que cuando escuchó el ascensor bajar adoptó con rapidez su forma humana. La venda, a pesar de ser elástica, oprimía su costado y su pecho demasiado, así que optó por sacársela cuanto antes. Sus movimientos eran lentos y se veían entorpecidos por el dolor que conllevaba. Moverse como humana era mucho más sencillo pero el dolor del reciente golpe persistía. Buscó la habitación y del armario cogió la primera camiseta que encontró y unos vaqueros. Le llevó algo más de tiempo hacerse con un cinturón para impedir que los pantalones le llegaran a las rodillas. La ropa le quedaba holgada, pero pensando positivamente,  no le rozaría las costillas. En el marco de la habitación se percató de la presencia de una mochila por lo que se la apropió y metió en ella enseres del chico del que pudiera sacar algún valor pero que no pesaran demasiado. La había atropellado, así que tenía que sacar algo de aquella situación, y siendo sinceros, no parecía que sufriera grandes pérdidas observando su apartamento. Cuando terminó, se dirigió a la puerta principal para marcharse. Debía volver a casa de Judd. Aunque aún debía pensar como justificar sus costillas fracturadas. Como perro le era difícil disimularlo.

Afortunadamente había un supermercado cerca del edificio donde vivía, por lo que no le tomó mucho tiempo llegar ahí, lo que sí le llevó bastante fue escoger la comida adecuada para Chiara, era la primera vez que tenía un perro y no sabía cuál era la mejor marca. Así que al final se decantó por llevar un paquete pequeño de cada una para que Chiara decidiera cuál le gustaba más. Adicionalmente compró dos platos metálicos y un par de juguetes para que el animal mordiera y no se ensañara con sus muebles o zapatos. Tras pagar el importe del alimento y las demás cosas, Nicco caminó lo más rápido que pudo hasta su casa, no sabía qué tan bien educada estuviera su nueva mascota y le aterrraba que usara su sofá como baño. Una vez el elevador se detuvo en su piso, dejó las bolsas con las compras en el suelo mientras buscaba las llaves y abrir la puerta. -Chiara, ya estoy de regreso- anunció a la husky, deteniéndose en seco al encontrar una chica frente a él. -¿Tú quién eres y qué haces en mi casa?- preguntó con una mezcla de desconcierto y enfado. Dejó las compras sobre la cómoda junto a la puerta y avanzó hacia la desconocida -¿Qué haces con mi ropa y mi mochila?- inquirió de pie frente a ella, la tomó de un brazo y la zarandeó -¿Cómo entraste aquí ladronzuela?- la soltó con brusquedad y le arrebató la mochila.

Había intentado ser lo más agil y rápida posible, pero sus movimientos siempre se veían entorpecidos, así que cuando ya estuvo lista para marcharse del lugar se dirigió a la entrada. Cogió el pomo con torpeza y tiró de el, aunque le resultó demasiado fácil, pues la puerta se le hizo demasiado liviana en un mundo en el que le pesaban hasta los sentidos. No le fue difícil descubrir el porqué; detrás de ella se encontraba el muchacho bastante confundido. Retrocedió un par de pasos ante su presencia y aprovechó los momentos en los que dejaba las bolsas para escurrirse entre el hueco de la puerta que había dejado abierta. No fue capaz de llegar hasta el rellano, puesto que el muchacho la alcanzó por los pelos y la zarandeó. Sentía como su propio cuerpo se resentía y le pedía descanso, o quizás mucha morfina para aliviar su dolor. Pero debía escapar, así que cuando recuperó el aliento se deshizo de sus ataduras y corrió escaleras abajo, brincando de cuatro en cuatro para ir más rápido. Si su forma física se lo permitiera podría tirarse por el hueco de las escaleras mientras se enganchaba por las barandillas, pero este no era el caso.  Consiguió salir a la calle, pero temía no llegar muy lejos ya que él no estaba herido. Se camufló entre las personas, pero su aspecto desgarbado, la ropa y su paso lento no jugaban a su favor.

FdR: Podemos seguir de nuevo en las calles para desocupar tu piso si quieres. Y LAMENTO mucho la demora, el cuatrimestre empezó muy fuerte :/