Complejo deportivo

Después de clases se dirigió al complejo deportivo para hacer un poco de ejercicio, necesitaba liberar toda la tensión acumulada, necesitaba una nueva amiga con derechos urgente. Con esa idea en mente, se dirigió al gimnasio, y tras una hora corriendo y levantando pesas, se duchó y se dirigió a la salida del edificio, pasando por la piscina, donde se detuvo más de la cuenta, ya que estaba el equipo femenino de natación empezando su práctica. Una sonrisa se extendió en el rostro del Italiano al recorrer con la mirada a las chicas e identificar un rostro familiar. Nadya. No la había visto desde la desastrosa fiesta y tal vez fuera el momento indicado para un nuevo acercamiento con la rubia. Abandonó decidido el campus, yendo a un supermercado cercano para comprar una tabla de quesos y jamón, una botella de vino, un paquete de servilletas y vasos desechables, todo para un picnic nocturno improvisado. Después en moto se dirigió a su apartamento, se cambió de ropa y bajó los vaqueros se puso una bermuda, por si la piscina lo tentada. Guardó en la mochila un cambio de ropa interior y en una cesta las cosas que compró antes y una manta.
Tomó un uber hasta el campus y aguardó escondido mientras el instructor daba por finalizada la práctica y enviaba a las chicas a las duchas. Cuando todos se fueron, Nicco se dirigió al otro extremo de la piscina y preparó el picnic. Sacó su móvil y buscó el número de Nadya para enviarle un mensaje.

Guapa, olvidaste algo en la piscina. Nicco

No tuvo que esperar mucho hasta que Nadya hiciera su aparición. En cuanto la vio llegar puso el móvil en silencio y lo guardó en la mochila antes de ponerse de pie e ir a su encuentro. Sonrió ante la pregunta de la rubia -Espero que quieras compartirlo conmigo - comentó divertido. Rodeó su cintura con las manos y correspondió a su beso, aunque fue demasiado corto para su gusto. -[color=red]Me alegra que te guste, dio media vuelta posandose a su espalda y sin soltarle la cintura la condujo hasta la manta extendida en el piso. -¿Cómo has estado? - preguntó dejándose caer junto a ella, tomó la botella de vino que acababa de descorchar y sirvió un poco en dos vasos plásticos, ofreciendo uno a su acompañante -Brindemos por esta feliz coincidencia - sugirió con una sonrisa torcida, chocando suavemente ambos vasos. Aunque Nicco podía ser encantador, pocas veces lo hacía para conquistar una chica, ya que generalmente se rodeaba de mujeres conscientes de lo que él estaba dispuesto a dar; así que una vocecilla interior le recordaba que Nadya no era de aquellas chicas, pero su parte más hormonada la acalló a gritos. Resultaba frustrante pero novedoso todo ese rebuscado cortejo.

Sonrió ante la modestia de Nadya, era una chica adorable y una vez más acalló esa vocecilla de su conciencia, o mejor dicho, la ahogó en un trago de vino. -¿No tuviste ningún malestar tras el incendio? - preguntó extendiendo la mano libre para acariciarle brevemente la mejilla, aquella noche Nadya se había visto más afectada que los demás, después de todo el agua era aún más vital para ella. -Bien, mi hermana estuvo de visita unos días, por eso no te busqué antes - explicó fingiendo pesar por no haber contactado con la rubia en días pasados -Y bueno, las clases tan pesadas como siempre - dijo con un leve fastidio, no le gustaba estudiar, pero al menos estaba lejos del yugo de su padre y eso ya era ganancia. -Estas muy guapa hoy, bueno, siempre lo estas - comentó con una sonrisa coqueta. Se sentía un poco fuera de lugar tratando de contenerse para no saltar sobre Nadya y dejar que sus hormonas hicieran el resto.

Mantuvo su mano sobre la mejilla de Nadya un instante más, cuando ella respondió girando el rostro. Su interés se despertó cuando la rubia mencionó haber pasado tiempo en el mar, le causaba curiosidad su vida como nereida. -Me alegra que te hayas recuperado bien - comentó pensativo -¿Te gustaría invitarme a bucear algún día? - preguntó sonriendo mientras se llevaba una loncha de jamón curado a los labios. La expresión de su rostro cambió completamente al pensar en su hermana, era su polo a tierra. -Si, siempre - contestó de buen humor -Lástima que vino por poco tiempo, tenía trabajo pendiente en Italia  - suspiró.

¿Hace cuánto no veía a una chica sonrojarse ante un halago? De hecho, las mujeres con que salía ni se sonrojaban y muchas veces tenían hasta mas experiencia que él. -Te ves adorable con las mejillas así- señaló con una sonrisa, pensando que su rostro podría volverse escarlata tras un encuentro pasional. Apretó los dientes preguntándose cuánto tiempo faltaría para eso. Respiró hondo, tanto que las aletas de su nariz se expandieron, necesitaba controlar sus hormonas si no quería asustar a Nadya. Sonrió enigmáticamente po la pregunta de la nereida -El destino así lo quiso - contestó divertido. -Cuando salí del gimnasio pasé por aquí y tuve la grata sorpresa de verte en la práctica. Te echaba mucho de menos, así que decidí preparar esto esperando que quisieras verme aunque sea un ratito- a veces se sorprendía a sí mismo, no tenía idea de dónde salían esas rebuscadas excusas, aunque no era del todo falsa su respuesta.

Sonrió ampliamente al ver que su idea era bien aceptada -Genial - aunque se tensó al escuchar "mi familia", lo último que quería era conocer la familia de Nadya, le comprometería demasiado. Por lo menos la rubia no quería presentarlo, así que eso representó un alivio para Nicco -Perfecto, soy principiante en el buceo, así que entre más cerca de un hospital, mejor - bromeó antes de cambiar su expresión por una de complicidad -Aunque voy con una experta que dado el casi podría reanimarme con respiración boca a boca - sugirió sin apartar la mirada de la nereida.

-Me alegra oír eso - aseguró dando un sorbo al vino, e inmediatamente después sonrió al comprender las intenciones de Nadya, yendo al encuentro de sus labios para corresponder a su beso, tomándola de la cintura con la mano libre. Cuando ella terminó el beso, Nicco decidió no soltarla, ya que había dado ese paso, lo mejor sería mantenerla cerca. -Yo por ejemplo, sé hacer el vago- bromeó -Podemos manipular los erajemplolementos, o mover objetos, la verdad no soy muy aplicado con la magia - confesó dejando a un lado el vaso y elevando la mano para hacer una pequeña demostración, cerrando la puerta que daba acceso a la piscina. Ahora no los interrumpirían. -¿Y tú? ¿En qué te diferencias de las sirenas? - preguntó tomando su mano y entrelazandola con la suya.