"Loft" Cheryl Greenwood

Aquella mañana de domingo Nicco estaba preparando un desayuno sustancioso anti-resaca cuando Cher se puso en contacto con él, proponiendo una tarde de videojuegos en su casa, así que de inmediato aceptó. Durmió un poco más después de desayunar y finalmente se bañó y preparó para vistar a su vieja amiga. Salió del apartamento limpio pero desaliñado, pues le dio flojera rasurarse e iba vestido con vaqueros, camiseta y una chaqueta gruesa para protegerse del frío invernal que le calaba los hueso mientras atravesaba las calles en su nueva moto. Al llegar al edificio en que vivía la inglesa se encontró justo con el repartidor de pizza que traía la orden que el italiano hizo desde su propia casa. Con la energía que le caracterizaba presionó el botón del intercomunicador de la rubia en repetidas ocasiones, esbozando una sonrisa divertida, esperaba que Cheryl tuviera tanta resaca como él y aquel insoportable sonido la estuviera aturdiendo.

Rió por lo bajo con satisfacción ante la evidente hostilidad que dejaba ver Cheryl desde el otro lado del intercomunicador. Suspiró aliviado al dejar el frío invernal de las calles, se quitó los guantes y aflojó la bufanda que llevaba alrededor del cuello mientras avanzaba hasta el apartamento de la inglesa. Esbozó su sonrisa más adorable cuando la puerta se abrió, ignorando el tono en que lo saludó -Dejaría de ser yo si no lo hiciera- aseguró con desenfado pasando junto a ella y dándole un beso en cada mejilla. -Sonríe, he traído el almuerzo- anunció levantando un poco más la mano derecha, donde llevaba la humenate caja de cartón, antes de dejarla sobre la barra. En seguida dejó el casco, la mochila, los guantes, la bufanda y la chaqueta sobre el sofá. -¿Qué tal el fin de semana?- preguntó poniéndose cómodo frente al televisor -¿Tienes alguna nueva amiga que busque un buen partido italiano?- enarcó una ceja con fingida expresión de superioridad, en Italia Cher solía tener amigas muy guapas.

-[color=red]Pensé que te habías vuelto a dormir [/colo]- se disculpó con fingida inocencia, dejando que un brillo travieso contradijera sus palabras. -Que agresiva - se quejó riendo por el golpe. -Mitad peperoni y mitad hawaiana - bajó brevemente la vista, él era italiano, pero no podía evitar que le gustara la pizza con piña, cosa que a muchas personas les parecía un crimen. Se levantó del sofá y abrió la caja de la pizza mientras su amiga preparaba el resto. Fue hasta el lavabo y se lavó las manos con el jabón de platos, por pura flojera de ir al baño. Regresó junto a la rubia -Habría pagado por ver su rostro- rió por lo bajo -Tienes que llevarme un día a tus carreras, no me vendría mal dinero extra - su padre puso el grito en el cielo al enterarse de la moto y sentenció que no le daría ni un peso para los gastos que conllevara, así que no era una opción pedirle dinero para pintarla después del pequeño accidente con chiara días atrás. Soltó un bufido de pesar mientras tomaba una rebanada de pizza hawaiana y le daba un mordisco -eres una mala amiga, necesito compañía - se quejó haciendo morritos. Fingió un escalofrío por sus siguientes palabras -Que va! Ya sabes que no puedo ser egoista y guardar mi corazón para una sola chica - bromeó con dramatismo -De hecho, conocí hace varios días a una rubia guapa, pero tengo que "tomarlo con calma"- rodó los ojos, Nadya era muy linda, pero hacerse el cursi a veces le daba flojera. -Salí con una morena anoche, pero se puso tan borracha que tuve que llevarla casi de rastras a su casa y terminé solo en mi cama - definitivamente llevada una mala racha desde su regreso a Nueva Orleans. Dio un trago largo a su refresco.

-Genial- sonrió encantado de saber que Cher compartía sus gustos. Tomó una porción de pizza hawaiana y le dio un mordisco mientras su amiga hablaba, captando por completo su atención -Perfecto, tú sólo dime dónde y cuándo-- dijo con total seguridad, ya había probado la velocidad que podía acanzar su más reciente adquisición.
Aunque intentó mantener su expresión de solemnidad, pero eso de que su corazón era de condominio le hizo soltar una sonora carcajada -lo sé, por eso debo cuidarme, no puedo hacerle eso a las bellas damas- continuó la broma. Se tensó un poco al escuchar que parecía serio, justo antes de fingir un escalofrío -[colo=red]No exactamente, digamos que ella cree que sí lo es [/color]- suspiró dándole un mordisco enorme a la pizza que sostenía, con Nadya estaba rompiendo su regla de sólo salir con chicaS dispuestas a una relación de sólo sexo sin compromisos. No le gustaba menti y por eso estaba yendo tan despacio con ella, para no tener que mentirle ni decirle exactamente sus intenciones. -¿Conoces algún brujo que sepa de eso? Siempre creí que en América las chicas serían más "de mente abierta"- rodó los ojos pensando que tal vez no podía tenerlo todo, o se libraba de su padre o tenía una vida sexual activa, y no quería pensar en renunciar a alguna de las dos opciones.