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Pastelería Delocious
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Pastelería Delocious
Pequeña y colorida pastelería y heladería que cuenta con los mejores sabores de la ciudad. Es un lugar perfecto para comprar unos pasteles para una reunión de amigos o simplemente sentarse en una de sus mesas para disfrutar de un cafe con un delicioso pastel o de un helado con sabores comunes o los más estrambóticos para los más atrevidos.
Dimitri Ruvanof- Mensajes : 46
Re: Pastelería Delocious
Aquel día se había levantado a las seis de la mañana para hacerse la comida, como ya era habitual. Después de comer todos los días durante un mes en el hospital, entendió que su cuerpo acabaría por ceder a la presión de la grasa y los hidratos de carbono así que había cogido la rutina de levantarse más temprano por las mañanas y llevar en un tupper comida sana y saludable al hospital. Estuvo estudiando por la mañana allí, y después de comer mientras hacía tiempo para que llegaran las cinco siguió su búsqueda de Dioses y mitología en Internet. Había intentado no pensar demasiado en la quedada con Niccoló, y pensó que lo había conseguido. Pero en el repiqueteo de sus pies contra el suelo se notaba que no. Y que estaba realmente nerviosa. Nicco se había ido cuando tenían trece años, una edad confusa en la que ella no sabía que sentía cosas más allá que amistad por él. Y tenía miedo de volver a verlo, aunque no quisiera reconocerlo.
Eran las cinco menos cinco y Rose ya estaba sentada en la heladería. -Estoy esperando a alguien- prácticamente ahuyentó a la camarera cuando se acercó a tomarle nota y sin apenas mirarla. Estaba ansiosa y no sabía cómo se suponía que debía reaccionar. Su ansiedad se demostraba a través de sus manos, inquietas encima de sus piernas mientras no dejaba de mirar hacia ambos lados por si lo veía. Era demasiado tiempo, pero, ¿porque sentía ese nudo tan molesto en el estómago?
Eran las cinco menos cinco y Rose ya estaba sentada en la heladería. -Estoy esperando a alguien- prácticamente ahuyentó a la camarera cuando se acercó a tomarle nota y sin apenas mirarla. Estaba ansiosa y no sabía cómo se suponía que debía reaccionar. Su ansiedad se demostraba a través de sus manos, inquietas encima de sus piernas mientras no dejaba de mirar hacia ambos lados por si lo veía. Era demasiado tiempo, pero, ¿porque sentía ese nudo tan molesto en el estómago?
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Como sus clases no iniciaban hasta el próximo año, Niccolò no tenía mayor preocupación que superar el Jet Lag, y es que por más que lo intentaba no lograba dormir hasta tarde, a eso de las cuatro o cinco de la mañana ya estaba despierto, y ese día no fue la excepción. Se levantó cuando aún no salía el sol sintiendo que su estómago empezaba a rugir de hambre, se duchó, preparó un desayuno medianamente decente y se dirigió al gimnasio del edificio en que vivía, por más que hubiese dejado su país, no quería dejar de ejercitarse. El resto del día lo pasó haciendo el vago, jugando en su laptop y chateando con los amigos que dejó en Italia, aquello de la diferencia de horario era una verdadera lata, ya que era muy poco tiempo en el que lograban coincidir.
A las tres de la tarde se duchó nuevamente y se rasuró la barba, solo por si acaso Rose rechazaba su aspecto desaliñado. Ataviado con una camisa negra de manga larga, vaqueros y converse abandonó el edificio en busca de un taxi, pues a pesar de conocer muy bien el lugar donde había quedado con Rosalie, no quería arriesgarse a llegar tarde. El viaje desde su apartamento hasta la heladería se le hizo bastante largo, no sólo por el tráfico, sino también porque estaba un poco ansioso por reencontrarse con su amiga. Niccolò se moría de curiosidad por saber qué tanto había cambiado, ¿su madre seguiría odiándolo? O ¿Habría superado sus manías?. En ese orden de ideas una pregunta que jamás se había hecho empezó a rondarlo ¿tendría novio?, en su Facebook no había encontrado información al respecto y de ser otra persona le parecería lo más natural, pero Rosalie nunca había sido muy normal, teniendo en cuenta esa absurda reticencia al contacto físico.
Al llegar a su destino, estaba tan impaciente y preocupado por no llegar tarde que casi olvida pagar al taxista. Se acomodó la camisa y se peinó un poco con las manos antes de asomarse por la ventana, para comprobar lo que ya suponía, Rose estaba esperándolo, como siempre. Ingresó a la pastelería sin fijarse siquiera en cuanto había cambiado durante esos siete años, pues estaba concentrado tratando de encontrar algún rastro de su vieja amiga en el rostro al que se acercaba. Se detuvo frente a ella y sonrió ampliamente, sin saber muy bien por qué, se quedó callado durante un par de segundos, algo que definitivamente no se esperaba y no tenía nada que ver con el reencuentro tan efusivo que tuvo con Nicole, aunque claro, su relación con Rose tampoco es que hubiese sido muy predecible en el pasado, se la vivían como perros y gatos. -Ciao cara, ¿me extrañaste?- habló con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes, no había sido el saludo más elocuente del mundo, pero le sirvió para reconectar sus neuronas, así que inmediatamente se acercó aún más a ella y la abrazó. Fue un abrazo breve, demasiado para su gusto, pues como siempre, no sabía cómo comportarse con ella y no quería incomodarla -¿Cómo estás?- preguntó tras separarse y sentarse frente a ella -Me alegra verte de nuevo- aseguró con otra sonrisa y la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. Había olvidado lo frustrante que era a veces tener que controlar su efusividad con Rosalie, sobretodo porque no sabía cómo podría tomárselo después de tantos años, tal vez su cercanía podría molestarle de nuevo. -No te recordaba tan guapa- bromeó dedicándole un guiño, aunque en cierto modo era verdad, a los trece años no le interesaba el aspecto de las chicas que lo rodeaban. Que tonto era.
A las tres de la tarde se duchó nuevamente y se rasuró la barba, solo por si acaso Rose rechazaba su aspecto desaliñado. Ataviado con una camisa negra de manga larga, vaqueros y converse abandonó el edificio en busca de un taxi, pues a pesar de conocer muy bien el lugar donde había quedado con Rosalie, no quería arriesgarse a llegar tarde. El viaje desde su apartamento hasta la heladería se le hizo bastante largo, no sólo por el tráfico, sino también porque estaba un poco ansioso por reencontrarse con su amiga. Niccolò se moría de curiosidad por saber qué tanto había cambiado, ¿su madre seguiría odiándolo? O ¿Habría superado sus manías?. En ese orden de ideas una pregunta que jamás se había hecho empezó a rondarlo ¿tendría novio?, en su Facebook no había encontrado información al respecto y de ser otra persona le parecería lo más natural, pero Rosalie nunca había sido muy normal, teniendo en cuenta esa absurda reticencia al contacto físico.
Al llegar a su destino, estaba tan impaciente y preocupado por no llegar tarde que casi olvida pagar al taxista. Se acomodó la camisa y se peinó un poco con las manos antes de asomarse por la ventana, para comprobar lo que ya suponía, Rose estaba esperándolo, como siempre. Ingresó a la pastelería sin fijarse siquiera en cuanto había cambiado durante esos siete años, pues estaba concentrado tratando de encontrar algún rastro de su vieja amiga en el rostro al que se acercaba. Se detuvo frente a ella y sonrió ampliamente, sin saber muy bien por qué, se quedó callado durante un par de segundos, algo que definitivamente no se esperaba y no tenía nada que ver con el reencuentro tan efusivo que tuvo con Nicole, aunque claro, su relación con Rose tampoco es que hubiese sido muy predecible en el pasado, se la vivían como perros y gatos. -Ciao cara, ¿me extrañaste?- habló con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes, no había sido el saludo más elocuente del mundo, pero le sirvió para reconectar sus neuronas, así que inmediatamente se acercó aún más a ella y la abrazó. Fue un abrazo breve, demasiado para su gusto, pues como siempre, no sabía cómo comportarse con ella y no quería incomodarla -¿Cómo estás?- preguntó tras separarse y sentarse frente a ella -Me alegra verte de nuevo- aseguró con otra sonrisa y la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. Había olvidado lo frustrante que era a veces tener que controlar su efusividad con Rosalie, sobretodo porque no sabía cómo podría tomárselo después de tantos años, tal vez su cercanía podría molestarle de nuevo. -No te recordaba tan guapa- bromeó dedicándole un guiño, aunque en cierto modo era verdad, a los trece años no le interesaba el aspecto de las chicas que lo rodeaban. Que tonto era.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Lo vio entrar por la puerta y contuvo la respiración. Un millar de pensamientos se agolparon en su cabeza. "¿Realmente es él?", se preguntaba mientras paso a paso se acercaba a ella. El tiempo pasaba extremadamente, o al menos así debía ser para que por su mente pudieran pasar tantas cosas, lento. Era alto, muy alto. Aunque no lo ponía en duda. Cuando se separaron estaba empezando a dar el estirón, y recordó la apuesta que habían hecho con once años y que había perdido. En tan solo un año no solo la había alcanzado, sino que empezaba a sacarle un par de centímetros. Ahora, no hacía falta que se pusiera en pie para saber que le sacaba al menos una cabeza. Sin tener en cuenta la altura, estaba diferente. Hasta más elegante. Aquella camisa negra se ajustaba perfectamente a su cuerpo y tras pensarlo sintió unas ligeras cosquillas en su vientre. Pero sus ojos azules y su cabello rubio despeinado seguían totalmente igual. Seguía sonriendo hasta que se dió cuenta que estaba parado frente a ella, y apenas se había dado cuenta. Rápidamente apartó la silla y se levantó. -Niccoló- Dijo con una sonrisa nerviosa a modo de saludo e iba a extender la mano para que se la estrechara cuando el joven brujo tomó la iniciativa por su cuenta y la abrazó de manera espontánea. Recibió su fugaz abrazo con su mano aplastada contra su abdomen y cuando cada uno volvió a su sitio volvió a sonreír de manera nerviosa. Estaba incómoda, no sabía si por el estrechamiento de manos truncado por un abrazo, o por todos los años que habían pasado. -Claro que sí- Respondió con un halo algo triste. Habían intentado mantener contacto, y durante un par de años lo consiguieron, pero a medida que crecían, sus vidas y la diferencia horaria se fueron interponiendo entre ambos. De todas formas, nunca había dejado de pensar en su amigo de la infancia, aunque últimamente esto sucedía menos.
-A mi también me alegra verte- Trató de apartar ese halo nostálgico, además de ignorar su primera pregunta. No le apetecía tener que empezar la conversación, después de tantos años sin verse, con un "mi padre está en coma". -Y, no te tomes esta pregunta como que no me pone contenta que estés aquí, pero, ¿porqué has regresado?- Preguntó con interés en la historia que subyacía debajo de su regreso. -¿Perdón?- Inquirió algo extrañada y arrugando la nariz. No se esperaba esa especie de piropo por parte de él, y más sabiendo cuanto le costaba decirle ese tipo de cosas cuando eran jóvenes. -Siempre fui guapa, que no tuvieras gusto de niño no es mi problema- Se encogió de hombros y rió entre dientes, aquel inicio de conversación parecía que podía desembocar en una de sus habituales riñas, lo que le robó una sonrisa.
-A mi también me alegra verte- Trató de apartar ese halo nostálgico, además de ignorar su primera pregunta. No le apetecía tener que empezar la conversación, después de tantos años sin verse, con un "mi padre está en coma". -Y, no te tomes esta pregunta como que no me pone contenta que estés aquí, pero, ¿porqué has regresado?- Preguntó con interés en la historia que subyacía debajo de su regreso. -¿Perdón?- Inquirió algo extrañada y arrugando la nariz. No se esperaba esa especie de piropo por parte de él, y más sabiendo cuanto le costaba decirle ese tipo de cosas cuando eran jóvenes. -Siempre fui guapa, que no tuvieras gusto de niño no es mi problema- Se encogió de hombros y rió entre dientes, aquel inicio de conversación parecía que podía desembocar en una de sus habituales riñas, lo que le robó una sonrisa.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
-Rosalie - dijo alargando la última sílaba al escuchar su saludo, casi por inercia, como solía hacer de niños, pues Rose era la única persona que no usaba con frecuencia su nombre corto, dando la sensación de que lo reñía cada que se lo nombraba. -Davvero? ¿ibas a saludarme con un apretón de manos? - preguntó divertido al sentir la mano de la chica en medio de los dos. -Me alegra saberlo, yo también te eché de menos - aseguró removiéndose un poco sobre la silla, tratando de deshacerse de una incomodidad que no tenía nada que ver con el lugar donde estaba sentado. Sabía que era un absurdo, pero quería la frescura de su relación de hace años.
Asintió dándole a entender que no le molestaba la pregunta -Mi universidad en Italia tiene convenios con algunas universidades en América, así que decidí volver para terminar aquí la carrera- explicó -Echaba de menos la libertad que tuve en Nueva Orleans, y obviamente a algunas personas - sonrió dedicándole una mirada significativa, no creía necesario aclarar que ella hacía parte de ese grupo. -Va bene , te perdono- bromeó ignorando su escepticismo. -¿Qué? No te creo- sacudió la cabeza enérgico -¿No será que tuviste un poco de ayuda?... ¿del quirófano?- entrecerró los ojos y la miró fijamente, como analizando su rostro, bajando sutilmente la vista, pero se detuvo al llegar a su pecho, obligándose inmediatamente a levantar la cabeza "vamos Niccolò, que es Rose, no una chica cualquiera", se reprendió mentalmente mientras se aclaraba la garganta con incomodidad. Gracias a los dioses, la camarera escogió ese mismo instante para acercarse a su mesa, evitándole mirar a su amiga a los ojos durante un momento. Señaló a su acompañante para que tomara su orden primero, mientras ponía en orden sus ideas... y hormonas. -Yo voy a querer una tarrina con helado de chocolate, mandarina y brownie, per favore - pidió sonriendo un poco mas relajado.
Asintió dándole a entender que no le molestaba la pregunta -Mi universidad en Italia tiene convenios con algunas universidades en América, así que decidí volver para terminar aquí la carrera- explicó -Echaba de menos la libertad que tuve en Nueva Orleans, y obviamente a algunas personas - sonrió dedicándole una mirada significativa, no creía necesario aclarar que ella hacía parte de ese grupo. -Va bene , te perdono- bromeó ignorando su escepticismo. -¿Qué? No te creo- sacudió la cabeza enérgico -¿No será que tuviste un poco de ayuda?... ¿del quirófano?- entrecerró los ojos y la miró fijamente, como analizando su rostro, bajando sutilmente la vista, pero se detuvo al llegar a su pecho, obligándose inmediatamente a levantar la cabeza "vamos Niccolò, que es Rose, no una chica cualquiera", se reprendió mentalmente mientras se aclaraba la garganta con incomodidad. Gracias a los dioses, la camarera escogió ese mismo instante para acercarse a su mesa, evitándole mirar a su amiga a los ojos durante un momento. Señaló a su acompañante para que tomara su orden primero, mientras ponía en orden sus ideas... y hormonas. -Yo voy a querer una tarrina con helado de chocolate, mandarina y brownie, per favore - pidió sonriendo un poco mas relajado.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Asintió, con una mueca extraña por su pregunta. Claro que lo iba a saludar con un apretón de manos. Era Rosalie Mólling, no ninguna de sus amigas con preocupantes trastornos de efusividad. -Sí. De niños no te tocaba ni con un palo, así que no te quejes- Medió bromeó trayendo sutilmente al presente su trastorno obsesivo compulsivo que había marcado su niñez. Aunque Nicco era de los poco afortunados que eran capaces de tener cierto contacto físico con ella después de sus años de amistad. Sonrió tímidamente mientas se acomodaba un mechón de pelo tras la oreja cuando supo que él también la había echado de menos. Aunque quizás eran meros formalismos, le gustaba la idea de que así fuera.
Ladeó la cabeza mientras escuchaba el porqué de su retorno. Frunció al ceño cuando sugirió que su belleza era conseguida a través de quirófanos. -¡Cacciatore!- Gruñó, practicamente, cerrando los puños sobre la mesa. -¡Mi belleza es totalmente natural! ¡Y no te permito que pienses lo contrario!- Admitió con voz severa,pero dejó escapar una sonrisa sufrida por sus comentarios para que supiera que su tono serio era más bien fingido. Se tensó al notar que no le quitaba el ojo de encima, y que estos cada vez iban bajando más, hasta llegar casi a sus pechos. Sus mejillas se sonrojaron e iba a reñirlo justo en el momento en el que llegó la camarera a tomar sus pedidos. Decidió olvidar la dirección que habían tomado sus ojos únicamente por el sentimiento de vergüenza que empezó a crecer en su interior, aunque eso había aumentado la incomodidad. -Un batido de plátano. A poder ser con leche desnatada- Sonrió con mucha más amabilidad que en su primer encuentro. -Veo que sigues siendo un aficionado a los hidratos de carbono- Agregó una vez se fue la camarera. Se moriría de envidia mientras se lo comía.
Ladeó la cabeza mientras escuchaba el porqué de su retorno. Frunció al ceño cuando sugirió que su belleza era conseguida a través de quirófanos. -¡Cacciatore!- Gruñó, practicamente, cerrando los puños sobre la mesa. -¡Mi belleza es totalmente natural! ¡Y no te permito que pienses lo contrario!- Admitió con voz severa,pero dejó escapar una sonrisa sufrida por sus comentarios para que supiera que su tono serio era más bien fingido. Se tensó al notar que no le quitaba el ojo de encima, y que estos cada vez iban bajando más, hasta llegar casi a sus pechos. Sus mejillas se sonrojaron e iba a reñirlo justo en el momento en el que llegó la camarera a tomar sus pedidos. Decidió olvidar la dirección que habían tomado sus ojos únicamente por el sentimiento de vergüenza que empezó a crecer en su interior, aunque eso había aumentado la incomodidad. -Un batido de plátano. A poder ser con leche desnatada- Sonrió con mucha más amabilidad que en su primer encuentro. -Veo que sigues siendo un aficionado a los hidratos de carbono- Agregó una vez se fue la camarera. Se moriría de envidia mientras se lo comía.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
-Creí que eso del palo había quedado en el pasado y que conmigo ya estabas curada de espantos- comentó con expresión relajada, aunque tras tantos años sin verse, tal vez Rose volvía a considerarlo una amenaza a su espacio personal. Esperaba que no costara mucho ganarse su confianza de nuevo.
Retrocedió con una sonrisa abierta hasta pegar la espalda contra la silla cuando ella se exaltó, esa sí que era la Rose que conocía. -Está bien, está bien juguemos a que te creo- elevó las manos tratando de apaciguarla, aunque la risa no le ayudaba mucho. Cuando la camarera se marchó, se obligó a mirar a su acompañante, agradeciendo mentalmente haber sido lo suficientemente sutil y no ser descubierto husmeando donde no debía. -¿Quién viene a una pastelería-heladería y no pide helados o pasteles?- preguntó señalando a su alrededor -Para no ser tachada de grosera con los dueños, tendrás que probar de mi helado, y del pastel que pida después. No quiero ver tu foto en el muro de la vergüenza- inventó con seriedad, no entendía por qué Rose le rehuía a los dulces desde niña. -Ya no me respondiste, ¿cómo estás? ¿Qué ha sido de tu vida desde que hablamos por última vez?- preguntó, quería volver a saber todo de ella, tal y como cuando eran pequeños. -¿Tienes novio o algo?- soltó antes de poder contener su curiosidad, nunca había pensado en Rosalie como una chica con novio, en realidad no la había visto como una chica y punto, así que recordando sus manías le intrigaba saber cómo las había dejado de lado para tener una relación. Además se preguntaba qué clase de chico le había interesado, cuando eran pequeños solía hablar mucho de la clase, las influencias y los buenos modales.
Retrocedió con una sonrisa abierta hasta pegar la espalda contra la silla cuando ella se exaltó, esa sí que era la Rose que conocía. -Está bien, está bien juguemos a que te creo- elevó las manos tratando de apaciguarla, aunque la risa no le ayudaba mucho. Cuando la camarera se marchó, se obligó a mirar a su acompañante, agradeciendo mentalmente haber sido lo suficientemente sutil y no ser descubierto husmeando donde no debía. -¿Quién viene a una pastelería-heladería y no pide helados o pasteles?- preguntó señalando a su alrededor -Para no ser tachada de grosera con los dueños, tendrás que probar de mi helado, y del pastel que pida después. No quiero ver tu foto en el muro de la vergüenza- inventó con seriedad, no entendía por qué Rose le rehuía a los dulces desde niña. -Ya no me respondiste, ¿cómo estás? ¿Qué ha sido de tu vida desde que hablamos por última vez?- preguntó, quería volver a saber todo de ella, tal y como cuando eran pequeños. -¿Tienes novio o algo?- soltó antes de poder contener su curiosidad, nunca había pensado en Rosalie como una chica con novio, en realidad no la había visto como una chica y punto, así que recordando sus manías le intrigaba saber cómo las había dejado de lado para tener una relación. Además se preguntaba qué clase de chico le había interesado, cuando eran pequeños solía hablar mucho de la clase, las influencias y los buenos modales.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
-Puedes estar tranquilo, mi obsesión por... las bacterias desapareció- Se tensó un poco al decirlo en voz alta. Tenerlo superado no significaba que le gustase recordarlo. -Pero no por eso significa que me vaya a convertir en una de tus amiguitas saltarinas regala-abrazos- Sus labios formaron una sonrisa tensa, recordando a la pulgosa cambiante con la que solía pasar el tiempo. ¿Habría contactado primero con ella? Tan solo ese pensamiento la hacía enfurecer, pero lo dejó en el olvido con una sutil sacudida de cabeza.
-¿Juguemos a que me crees?- Murmuró frunciendo el entrecejo. -¿Tanto te cuesta admitir que era guapa de niña?- Suspiró sin saber con que atacarlo; quizá cuando trajesen los cubiertos de su brownie pudiera tirárselos a la cabeza. -Además, si no recuerdo mal, en el último baile de navidad que pasamos juntos, me dijiste lo hermosa que estaba- Recordó con una sonrisa orgullosa de poder rebatirle con algo. Escuchó atentamente la justificación que le aportó el italiano para que tomara dulces mientras aguantaba la risa. Echaba de menos ese racionamiento absurdo. Su vida siempre había estado guiada por la racionalidad, y Nicco le aportaba ese aire fresco a su forma de ser. -Créeme, ellos prefieren que pida un batido. En el sector restauración todo lo que lleve fruta fresca es más caro de lo que debería.- Asintió con la cabeza. Además, por mucho que el brujo insistiera, su fuerza de voluntad era mayor. Cuando regresó a preguntarle que había sido su vida, sintió un nudo amargo en la boca del estómago. No quería contárselo, como si así no fuera cierto. Estando ahí con Nicco podía pensar que aún era esa cría de trece años sin ningún problema real. Pero no era así. Cuando formuló una segunda pregunta, creyó que era su forma de evadir la primera. Pero tampoco sabía si deseaba contestarla. ¿Que clase de pregunta era esa? ¿Acaso le interesaba la información? ¿¡Él tendría novia!? Esa última pregunta le revolvió la tripa, como si estuviera celosa por alguien que no conocía y que ni siquiera sabía que existía. Pero despojó esos pensamientos. -Ahm... no. No tengo novio. Tuve una especie de "novio", pero... prefiero centrarme en otros aspectos de mi vida- Se encogió de hombros. Realmente habían tenido una relación formal durante un año y medio, pero le gustaba más a su familia que a ella. Y nunca habían llegado a intimar como se espera en una relación de un año y medio. -¿Tú? ¿Te dejaste a alguna novia en Italia?- Preguntó mientras observaba a la camarera acercarse con su pedido.
-¿Juguemos a que me crees?- Murmuró frunciendo el entrecejo. -¿Tanto te cuesta admitir que era guapa de niña?- Suspiró sin saber con que atacarlo; quizá cuando trajesen los cubiertos de su brownie pudiera tirárselos a la cabeza. -Además, si no recuerdo mal, en el último baile de navidad que pasamos juntos, me dijiste lo hermosa que estaba- Recordó con una sonrisa orgullosa de poder rebatirle con algo. Escuchó atentamente la justificación que le aportó el italiano para que tomara dulces mientras aguantaba la risa. Echaba de menos ese racionamiento absurdo. Su vida siempre había estado guiada por la racionalidad, y Nicco le aportaba ese aire fresco a su forma de ser. -Créeme, ellos prefieren que pida un batido. En el sector restauración todo lo que lleve fruta fresca es más caro de lo que debería.- Asintió con la cabeza. Además, por mucho que el brujo insistiera, su fuerza de voluntad era mayor. Cuando regresó a preguntarle que había sido su vida, sintió un nudo amargo en la boca del estómago. No quería contárselo, como si así no fuera cierto. Estando ahí con Nicco podía pensar que aún era esa cría de trece años sin ningún problema real. Pero no era así. Cuando formuló una segunda pregunta, creyó que era su forma de evadir la primera. Pero tampoco sabía si deseaba contestarla. ¿Que clase de pregunta era esa? ¿Acaso le interesaba la información? ¿¡Él tendría novia!? Esa última pregunta le revolvió la tripa, como si estuviera celosa por alguien que no conocía y que ni siquiera sabía que existía. Pero despojó esos pensamientos. -Ahm... no. No tengo novio. Tuve una especie de "novio", pero... prefiero centrarme en otros aspectos de mi vida- Se encogió de hombros. Realmente habían tenido una relación formal durante un año y medio, pero le gustaba más a su familia que a ella. Y nunca habían llegado a intimar como se espera en una relación de un año y medio. -¿Tú? ¿Te dejaste a alguna novia en Italia?- Preguntó mientras observaba a la camarera acercarse con su pedido.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Se sorprendió gratamente al escuchar que sus traumas estaban superados –Me alegra mucho escuchar eso- dijo con total sinceridad, aunque le costaría acostumbrarse a su aparente normalidad. –¿Amiguitas saltarinas regala-abrazos?- repitió enarcando una ceja divertido –Pero aunque sea un abrazo chiquito merece tu mejor amigo de la infancia, ¿no? Después de todo ya era la excepción a tus reglas en ese entonces - debía reconocer que en el fondo le hacía sentirse especial ser el único en el colegio con quien ella se sentía cómoda y no ocultaba sus manías.
Esbozó una sonrisa de satisfacción al ver la expresión de Rose, a eso sí que estaba acostumbrado. –No lo recuerdo y si no lo recuerdo, no pasó- sentenció cruzándose de brazos, recordaba esforzarse al máximo por no dedicarle cumplidos a Rosalie, ya de por sí era bastante engreída, peor con él inflándole el ego. Extendió los brazos sobre la mesa y sonrió ante la mención del baile, se había hecho una especie de tradición ir juntos a los bailes del colegio, compañía que había echado de menos durante sus primera navidad de regreso a Italia. Rodó los ojos fingiendo exasperación cuando le llevó la contraria –Había olvidado lo cabezota que eres, o mejor dicho, quise creer que ya no lo eras- suspiró dejando caer la cabeza con resignación. Aguardó paciente sus respuestas, con la sensación de que algo le incomodaba, pero no estaba muy seguro de que así fuera, habían pasado muchos años y aparentemente ya no podía leerla como antes. Enarcó una ceja escéptico –¿Qué es una especie de novio según Rosalie Mólling?- preguntó con la curiosidad a flor de piel, sin saber qué pudo tener de especial ese chico, después de todo a él le había costado un poco conseguir que Rose no se tensara ante un simple abrazo. Aunque claro, ella ya había superado sus traumas. –¿Yo? Qué va- contestó sacudiendo la mano derecha, como desechando esa idea. –Gracias- dijo a la camarera con una sonrisa antes de que se retirara. –¿Y qué otros aspectos son esos en los que prefieres concentrarte?- preguntó mientras tomaba una cuchara y esperaba a que Rose empezara su batido para hacer lo mismo con el helado.
Esbozó una sonrisa de satisfacción al ver la expresión de Rose, a eso sí que estaba acostumbrado. –No lo recuerdo y si no lo recuerdo, no pasó- sentenció cruzándose de brazos, recordaba esforzarse al máximo por no dedicarle cumplidos a Rosalie, ya de por sí era bastante engreída, peor con él inflándole el ego. Extendió los brazos sobre la mesa y sonrió ante la mención del baile, se había hecho una especie de tradición ir juntos a los bailes del colegio, compañía que había echado de menos durante sus primera navidad de regreso a Italia. Rodó los ojos fingiendo exasperación cuando le llevó la contraria –Había olvidado lo cabezota que eres, o mejor dicho, quise creer que ya no lo eras- suspiró dejando caer la cabeza con resignación. Aguardó paciente sus respuestas, con la sensación de que algo le incomodaba, pero no estaba muy seguro de que así fuera, habían pasado muchos años y aparentemente ya no podía leerla como antes. Enarcó una ceja escéptico –¿Qué es una especie de novio según Rosalie Mólling?- preguntó con la curiosidad a flor de piel, sin saber qué pudo tener de especial ese chico, después de todo a él le había costado un poco conseguir que Rose no se tensara ante un simple abrazo. Aunque claro, ella ya había superado sus traumas. –¿Yo? Qué va- contestó sacudiendo la mano derecha, como desechando esa idea. –Gracias- dijo a la camarera con una sonrisa antes de que se retirara. –¿Y qué otros aspectos son esos en los que prefieres concentrarte?- preguntó mientras tomaba una cuchara y esperaba a que Rose empezara su batido para hacer lo mismo con el helado.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
No pudo evitar sonrojarse levemente cuando le recordó que él había sido la excepción a sus manías -Lo siento. El mensaje de tu llegado fue muy repentino. Apenas tuve tiempo de hacerme a la idea de volver a verte. Así que... bueno, fue un instinto- Se encogió de hombros tratando de explicar su apretón de manos. Su mente anda bastante diversa últimamente. De no haberlo estado hubiera imaginado un centenar de posibles escenarios de su reencuentro.
-Nunca tuve grandes expectativas con tus estudios, pero tampoco pensé que ibas a tener demencia senil tan joven- Le rebatió audazmente. Discutiendo con él, volvía a sentirse una niña pequeña. -Si ya no fuera cabezota, no sería yo, y entonces perderíamos toda la gracia- Sonrió de manera divertida al ver como bajaba la cabeza resignado. Suspiró pesadamente cuando siguió escarbando en su pasado romántico. -No sé explicarlo. Podría decirse que sí, que eramos novios formales. Pero eramos más amigos que otra cosa - "y a veces ni eso", pensó interiormente. En muchas de las ocasiones no llegó a sentirse del todo cómoda, además de que era una persona bastante estirada, quizá por eso le gustaba tanto a su madre y a su abuela. -¿De verdad? ¿Nunca has tenido novia?- Preguntó extrañada, echándole un vistazo rápido. Era algo imposible de creer, aunque... existía otra posibilidad. -¡Ya sé! Eres de los que van de flor en flor, ¿verdad?- Inquirió con ambas cejas levantadas y una sonrisa. Aunque sería la opción que menos le gustaba.
-Nunca tuve grandes expectativas con tus estudios, pero tampoco pensé que ibas a tener demencia senil tan joven- Le rebatió audazmente. Discutiendo con él, volvía a sentirse una niña pequeña. -Si ya no fuera cabezota, no sería yo, y entonces perderíamos toda la gracia- Sonrió de manera divertida al ver como bajaba la cabeza resignado. Suspiró pesadamente cuando siguió escarbando en su pasado romántico. -No sé explicarlo. Podría decirse que sí, que eramos novios formales. Pero eramos más amigos que otra cosa - "y a veces ni eso", pensó interiormente. En muchas de las ocasiones no llegó a sentirse del todo cómoda, además de que era una persona bastante estirada, quizá por eso le gustaba tanto a su madre y a su abuela. -¿De verdad? ¿Nunca has tenido novia?- Preguntó extrañada, echándole un vistazo rápido. Era algo imposible de creer, aunque... existía otra posibilidad. -¡Ya sé! Eres de los que van de flor en flor, ¿verdad?- Inquirió con ambas cejas levantadas y una sonrisa. Aunque sería la opción que menos le gustaba.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
-Fuiste tú quien me citó tan pronto… Incluso tuve que cancelar varios compromisos- bromeó con una sonrisa ladeada –Y agradece que no me presenté en tu casa en mitad de la noche lanzando piedritas a la ventana - la miró divertido, recordando aquella noche en que la ayudó a escapar de casa para ir a una fiesta –Aunque ahora que soy más alto habría podido ingeniármelas para subir hasta tu cuarto- reflexionó llevándose la mano derecha al mentón, como si en verdad estuviese meditando esa opción.
Sin poder evitarlo soltó a reír ante su comentario –Tal vez fueron tantos golpes en la cabeza- justificó tocándose la sien con el dedo índice, aunque sin borrar la sonrisa. –Cuesta reconocerlo, pero tienes razón, ¿Qué sería de nuestra extraña amistad si no peleamos a cada rato?- filosofó elevando las palmas hacia arriba y encogiéndose de hombros. Ladeó la cabeza escuchando su explicación, tratándose de imaginar la escena, pero tampoco es que quisiera pensar mucho en Rose con su ex. –Siempre es importante ser muy amigo de tu pareja, a menos que ya le veas como un hermano, esa sí que sería una pérdida de tiempo- comentó con una risita, él por ejemplo jamás podría ver a Nicki como otra cosa, por más guapa que fuera, lo sentiría como incesto. Movió la cabeza de un lado a otro con lentitud, pensando en cómo explicarlo –No exactamente- contestó enterrando la cuchara en el helado –Hace un par de años salí con alguien, pero no terminó bien- se encogió de hombros restándole importancia –Y bueno, no me quejo si en el camino encuentro una que otra flor- confesó con un brillo travieso en los ojos mientras probaba el helado de chocolate, no sabía cómo podría tomarse aquella información, a Marianni solía molestarle un poco al principio, pero con el tiempo se relajó.
Sin poder evitarlo soltó a reír ante su comentario –Tal vez fueron tantos golpes en la cabeza- justificó tocándose la sien con el dedo índice, aunque sin borrar la sonrisa. –Cuesta reconocerlo, pero tienes razón, ¿Qué sería de nuestra extraña amistad si no peleamos a cada rato?- filosofó elevando las palmas hacia arriba y encogiéndose de hombros. Ladeó la cabeza escuchando su explicación, tratándose de imaginar la escena, pero tampoco es que quisiera pensar mucho en Rose con su ex. –Siempre es importante ser muy amigo de tu pareja, a menos que ya le veas como un hermano, esa sí que sería una pérdida de tiempo- comentó con una risita, él por ejemplo jamás podría ver a Nicki como otra cosa, por más guapa que fuera, lo sentiría como incesto. Movió la cabeza de un lado a otro con lentitud, pensando en cómo explicarlo –No exactamente- contestó enterrando la cuchara en el helado –Hace un par de años salí con alguien, pero no terminó bien- se encogió de hombros restándole importancia –Y bueno, no me quejo si en el camino encuentro una que otra flor- confesó con un brillo travieso en los ojos mientras probaba el helado de chocolate, no sabía cómo podría tomarse aquella información, a Marianni solía molestarle un poco al principio, pero con el tiempo se relajó.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
-¿Esperabas que te citara a la semana?- Dijo como si resultara incomprensible. Él era incluso más impaciente que ella, y habían sido muchos años sin verse. Debían recuperar mucho tiempo perdido. -Oh, perdón, chico popular- Rodó los y suspiró. -Pero creo que mereció la pena cancelar esos planes- Sonrió orgullosa mientras se retiraba el pelo. A pesar de estar hablando de planes ficticios, estaba segura que era mejor que cualquier otra opción.
Asintió con la cabeza. La amistad entre ambos no hubiera nacido si no fuera por esa dinámica caótica de intentar implantar su pensamiento como el válido. Fue después cuando empezaron a cogerse cariño, y ese modo de interactuar quedó perpetrado. -Podríamos decir que era algo así. Llegó un punto en el que no lo veía como un hermano, pero tampoco como a una pareja- Se encogió de hombros tratando de poder aclararlo. Pero ni siquiera había sido capaz de definirlo en aquel entonces; ahora menos. -Oh, ¿que pasó?- Preguntó después de haber captado su atención con un "no terminó bien". Siempre había sido curiosa, pero si se trataba de Nicco no iba a poner barreras a su instinto cotilla. Puso una mueca de desagrado cuando dejó intuir que era un mujeriego. -Cacciatore, deberías ser más considerado con las mujeres- Suspiró con pesadez. No podía retarlo si le iban los ligues de una noche, al fin y al cabo no era nadie para juzgarlo o reprocharle. -Bueno, no es muy difícil de imaginar. Este año termino en la escuela de diseño de moda y quiero encontrar un buen trabajo dónde me valoren- Le comentó breve y rápidamente cuales eran los aspectos en los que prefería centrarse*.
*Se me olvidó responder en el ultimo post, ahí va contestada XD
Asintió con la cabeza. La amistad entre ambos no hubiera nacido si no fuera por esa dinámica caótica de intentar implantar su pensamiento como el válido. Fue después cuando empezaron a cogerse cariño, y ese modo de interactuar quedó perpetrado. -Podríamos decir que era algo así. Llegó un punto en el que no lo veía como un hermano, pero tampoco como a una pareja- Se encogió de hombros tratando de poder aclararlo. Pero ni siquiera había sido capaz de definirlo en aquel entonces; ahora menos. -Oh, ¿que pasó?- Preguntó después de haber captado su atención con un "no terminó bien". Siempre había sido curiosa, pero si se trataba de Nicco no iba a poner barreras a su instinto cotilla. Puso una mueca de desagrado cuando dejó intuir que era un mujeriego. -Cacciatore, deberías ser más considerado con las mujeres- Suspiró con pesadez. No podía retarlo si le iban los ligues de una noche, al fin y al cabo no era nadie para juzgarlo o reprocharle. -Bueno, no es muy difícil de imaginar. Este año termino en la escuela de diseño de moda y quiero encontrar un buen trabajo dónde me valoren- Le comentó breve y rápidamente cuales eran los aspectos en los que prefería centrarse*.
*Se me olvidó responder en el ultimo post, ahí va contestada XD
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Rió negando con la cabeza –Claro que no, tal vez dos semanas- bromeó, lo primero que había hecho tras presentarse en la universidad había sido buscar a sus amigas, era su prioridad no sólo conocer nuevas personas, sino intentar recuperar las relaciones que tenía años atrás. –Totalmente- concordó con seriedad –Por un buen helado cancelo una reunión hasta con el presidente- aseguró divertido, algunas costumbres simplemente no pueden dejarse, y entre ellas estaba molestarla.
Asintió sin preguntar más por el ex novio, pensando en lo aburrida que se tornó esa situación para que incluso Rose, quien no conocía muy bien el significado de diversión, decidiera zanjarla. –¿Y ahora? Seguro hay algún chico por ahí- siguió indagando, siempre le había gustado saberlo todo, y le parecía muy poco probable que ningún chico se hubiese interesado en ella, por más loca que estuviera (XD). Se encogió de hombros con un suspiro –Era dos años mayor, me enamoré, o al menos eso creí, me rompieron el corazón y fin- resumió contando con los dedos cada aspecto, como si de cualquier cosa se tratara. Era muy extraño estar hablando de relaciones de pareja con Rose, sentía como si no fuese correcto. –Soy muy, muy considerado con las mujeres, hasta ahora no conozco ninguna que pueda quejarse- aseguró con una sonrisilla, y era cierto, las chicas con quien salía eran conscientes de por y para qué lo hacía, no le pedían más y él tampoco intentaba ofrecer más. –¿Y ahora sí podré ver tus dibujos?- preguntó poniendo ojitos, nunca le había dejado ver lo que dibujaba, a excepción de aquel regalo que le dio cuando cumplió trece. –Cuando termines la universidad te invitaré a Milano, seguro te gustará, a mi hermana le encanta ir de compras allá- prometió con una sonrisa enorme, siempre había querido compartir con sus amigas de Nueva Orleans un poco de su vida en Italia. –Pero volviendo al tema, no todo en la vida es estudiar o trabajar, también necesitas tiempo para hacer lo que te gusta y divertirte… a menos que tu idea de diversión siga siendo echarle refresco a las personas- rió recordando la pésima idea de su amiga tantos años atrás.
Asintió sin preguntar más por el ex novio, pensando en lo aburrida que se tornó esa situación para que incluso Rose, quien no conocía muy bien el significado de diversión, decidiera zanjarla. –¿Y ahora? Seguro hay algún chico por ahí- siguió indagando, siempre le había gustado saberlo todo, y le parecía muy poco probable que ningún chico se hubiese interesado en ella, por más loca que estuviera (XD). Se encogió de hombros con un suspiro –Era dos años mayor, me enamoré, o al menos eso creí, me rompieron el corazón y fin- resumió contando con los dedos cada aspecto, como si de cualquier cosa se tratara. Era muy extraño estar hablando de relaciones de pareja con Rose, sentía como si no fuese correcto. –Soy muy, muy considerado con las mujeres, hasta ahora no conozco ninguna que pueda quejarse- aseguró con una sonrisilla, y era cierto, las chicas con quien salía eran conscientes de por y para qué lo hacía, no le pedían más y él tampoco intentaba ofrecer más. –¿Y ahora sí podré ver tus dibujos?- preguntó poniendo ojitos, nunca le había dejado ver lo que dibujaba, a excepción de aquel regalo que le dio cuando cumplió trece. –Cuando termines la universidad te invitaré a Milano, seguro te gustará, a mi hermana le encanta ir de compras allá- prometió con una sonrisa enorme, siempre había querido compartir con sus amigas de Nueva Orleans un poco de su vida en Italia. –Pero volviendo al tema, no todo en la vida es estudiar o trabajar, también necesitas tiempo para hacer lo que te gusta y divertirte… a menos que tu idea de diversión siga siendo echarle refresco a las personas- rió recordando la pésima idea de su amiga tantos años atrás.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Rodó los ojos al escuchar que tenía en mente esperar dos semanas al menos. -Seguramente te gusten tantos los helados porque los asocias a mí- Sonrió de manera altiva haciendo clara referencia a las quedadas que tenían de pequeños en ese mismo sitio, y como razonamiento a porqué cancelaría cualquier plan por un helado.
-No. Como dije, prefiero centrarme en mis estudios y mi futura carrera como diseñadora.No tengo la cabeza para pensar en amoríos- Se encogió de hombros restándole importancia. No era que no reconociera a los chicos guapos, tenía ojos y muchas hormonas. Pero no se imaginaba intimando con cualquiera a pesar de su buena presencia física. Además, su mente estaba centrada en la situación de su padre y le quitaba tiempo para el resto de los aspectos en su vida. Apretó los puños sobre sus piernas mientras le contaba su desencuentro con el amor. No sabía exactamente si se trataban de celos porque se enamorara o porque alguna mujer cualquiera osara romperle el corazón a su mejor amigo de la infancia. Quizá era una mezcla de ambas. -Vaya... lo siento mucho.- Dijo con tono penumbroso. Realmente sentía que le hubieran roto el corazón, pero no siguió preguntando solo para no traerle malos momentos a la cabeza, sino porque no estaba segura de querer saber detalles de su relación formal. Estaba bebiendo su batido cuando de repente escuchó salir de los labios del brujo que ninguna de las mujeres que habían tenido queja alguna. Estuvo apunto de rociar a su amigo con su batido, pero lo evitó llevándose las manos a la boca. -¡Cacciatore! No te he pedido semejantes detalles- Dijo algo indignada. -No me interesa que tan buena amante puedas llegar a ser. Así que reservate ese tipo de comentarios- Rodó los ojos. Era algo estirada en ese tipo de temas y en muchos otros, como de pequeña. Y que ella no tuviera experiencia en el tema la hacía sentir más incómoda.
-Podrás verlos cobrar vida- Sonrió orgullosa de todo lo que había aprendido durante esos años. -¡Esperaré ansiosa esa fecha!- Exclamó con ilusión tras su invitación a Milán, al ciudad de la moda. -Para mí el diseño no es un trabajo que me aburra. Es mi pasión. Mi trabajo será mi hobby, eso lo hace alucinante- Comentó con una sonrisa risueña plasmada en los labios, pero regresó a su mueca de fastidio cuando le recordó lo del refresco. -Fue culpa tuya. Sabías que no me iban las fiestas de ese tipo, ¿para que me llevaste?- Preguntó con frustración y negando con la cabeza. La verdad es que a día de hoy seguían sin agradarle demasiado.
-No. Como dije, prefiero centrarme en mis estudios y mi futura carrera como diseñadora.No tengo la cabeza para pensar en amoríos- Se encogió de hombros restándole importancia. No era que no reconociera a los chicos guapos, tenía ojos y muchas hormonas. Pero no se imaginaba intimando con cualquiera a pesar de su buena presencia física. Además, su mente estaba centrada en la situación de su padre y le quitaba tiempo para el resto de los aspectos en su vida. Apretó los puños sobre sus piernas mientras le contaba su desencuentro con el amor. No sabía exactamente si se trataban de celos porque se enamorara o porque alguna mujer cualquiera osara romperle el corazón a su mejor amigo de la infancia. Quizá era una mezcla de ambas. -Vaya... lo siento mucho.- Dijo con tono penumbroso. Realmente sentía que le hubieran roto el corazón, pero no siguió preguntando solo para no traerle malos momentos a la cabeza, sino porque no estaba segura de querer saber detalles de su relación formal. Estaba bebiendo su batido cuando de repente escuchó salir de los labios del brujo que ninguna de las mujeres que habían tenido queja alguna. Estuvo apunto de rociar a su amigo con su batido, pero lo evitó llevándose las manos a la boca. -¡Cacciatore! No te he pedido semejantes detalles- Dijo algo indignada. -No me interesa que tan buena amante puedas llegar a ser. Así que reservate ese tipo de comentarios- Rodó los ojos. Era algo estirada en ese tipo de temas y en muchos otros, como de pequeña. Y que ella no tuviera experiencia en el tema la hacía sentir más incómoda.
-Podrás verlos cobrar vida- Sonrió orgullosa de todo lo que había aprendido durante esos años. -¡Esperaré ansiosa esa fecha!- Exclamó con ilusión tras su invitación a Milán, al ciudad de la moda. -Para mí el diseño no es un trabajo que me aburra. Es mi pasión. Mi trabajo será mi hobby, eso lo hace alucinante- Comentó con una sonrisa risueña plasmada en los labios, pero regresó a su mueca de fastidio cuando le recordó lo del refresco. -Fue culpa tuya. Sabías que no me iban las fiestas de ese tipo, ¿para que me llevaste?- Preguntó con frustración y negando con la cabeza. La verdad es que a día de hoy seguían sin agradarle demasiado.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Rió entre dientes ante aquella afirmación –Sigue soñando Rosalie Mòlling- la miró burlón, no asociaba los helados con ella, pero sí el lugar, prácticamente sólo iba a esa heladería cuando quedaba con Rose, pues había otras mucho más cerca del lugar donde vivía, aunque claro, primero muerto antes que reconocerlo en voz alta.
-¿Y quién dijo que el amor se piensa?- contraatacó divertido, de haber tenido la cabeza bien puesta no se habría dejado envolver por aquella chica años atrás. Miró a Rose detenidamente un par de segundos, preguntándose si en algún momento de su vida se había dejado llevar por algo, recordaba que cuando eran pequeños le costaba mucho lograr que se soltara y generalmente sólo ocurría durante cortos períodos, nunca se relajaba por completo. Sacudió la cabeza despreocupado cuando ella dijo que lo sentía –No lo sientas, ya fue- le restó importancia, ahora que veía todo desde otra perspectiva se daba cuenta de la tormenta que había hecho en un vaso de agua por alguien que no valía la pena. Una cucharada de helado se quedó a medio camino cuando vio que Rose se cubría la boca, iba a preguntarle si se sentía mal cuando estalló, ocasionando que el italiano se echara a reír abiertamente –¿Y quién está hablando de sexo?- preguntó inocentemente sin parar de reír –Soy guapo, caballeroso, encantador, ¿Qué chica podría quejarse?- enumeró regresando la cuchara a la tarrina –¿Qué tienes en esa mente cochina Rosalie Mólling?- inquirió divertido, no podía evitar meterse con ella.
-¿Davvero?, ¿Cuándo?- ya que había accedido no pensaba dejar que se retractara, él no sabía nada de moda, pero le llamaba la atención conocer el trabajo de su amiga. –Es una cita- prometió con un guiño, seguramente a su padre no le importaría patrocinar el regalo de graduación de Rose, pero si así fuera podría utilizar sus ahorros, Niccolò Cacciatore nunca rompía sus promesas. No pudo evitar sentirse contagiado por el entusiasmo de Rose al hablar de su carrera, ojalá el sintiera lo mismo por los negocios, seguramente así le pesaría menos “continuar con el legado familiar”. Rió una vez más ante aquel reproche –Claro, como te llevé de rastras- dijo con ironía –¿Para qué te escapaste de casa?- contraatacó divertido, menudo lío en que se metió su amiga aquella noche.
-¿Y quién dijo que el amor se piensa?- contraatacó divertido, de haber tenido la cabeza bien puesta no se habría dejado envolver por aquella chica años atrás. Miró a Rose detenidamente un par de segundos, preguntándose si en algún momento de su vida se había dejado llevar por algo, recordaba que cuando eran pequeños le costaba mucho lograr que se soltara y generalmente sólo ocurría durante cortos períodos, nunca se relajaba por completo. Sacudió la cabeza despreocupado cuando ella dijo que lo sentía –No lo sientas, ya fue- le restó importancia, ahora que veía todo desde otra perspectiva se daba cuenta de la tormenta que había hecho en un vaso de agua por alguien que no valía la pena. Una cucharada de helado se quedó a medio camino cuando vio que Rose se cubría la boca, iba a preguntarle si se sentía mal cuando estalló, ocasionando que el italiano se echara a reír abiertamente –¿Y quién está hablando de sexo?- preguntó inocentemente sin parar de reír –Soy guapo, caballeroso, encantador, ¿Qué chica podría quejarse?- enumeró regresando la cuchara a la tarrina –¿Qué tienes en esa mente cochina Rosalie Mólling?- inquirió divertido, no podía evitar meterse con ella.
-¿Davvero?, ¿Cuándo?- ya que había accedido no pensaba dejar que se retractara, él no sabía nada de moda, pero le llamaba la atención conocer el trabajo de su amiga. –Es una cita- prometió con un guiño, seguramente a su padre no le importaría patrocinar el regalo de graduación de Rose, pero si así fuera podría utilizar sus ahorros, Niccolò Cacciatore nunca rompía sus promesas. No pudo evitar sentirse contagiado por el entusiasmo de Rose al hablar de su carrera, ojalá el sintiera lo mismo por los negocios, seguramente así le pesaría menos “continuar con el legado familiar”. Rió una vez más ante aquel reproche –Claro, como te llevé de rastras- dijo con ironía –¿Para qué te escapaste de casa?- contraatacó divertido, menudo lío en que se metió su amiga aquella noche.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Niccolò siempre había roto sus esquemas más racionales, y ahí estaba para seguir haciéndolo. Quizá por eso aún no se había enamorado, porque nunca se había permitido llevar por su lado más salvaje en eso que llamaban "amor". De todos modos, a lo largo de esos años, había desarrollado un concepto diferente del de su amigo. -¿Y porque no? Se supone que si estas enamorado no dejas de pensar en dicha persona- Le rebatió rápidamente. Era una justificación bastante burda. Pero no iba a ponerse a explicar su filosofía más práctica y racional que sabía que de primeras no sería capaz de entender. Se sonrojó aún más cuando la dejó en evidencia por interpretar sus palabras de manera sexual. Todos sus músculos se tensaron mientras su mente se quedó en blanco tratando de encontrar una respuesta audaz, pero no existía. -Yo...- Cerró los ojos y se puso seria. No podía dejar que la intimidara, pues era lo que trataba. -Fuiste tú quien le diste esa connotación, así que no intentes darle la vuelta ahora a tus palabras- Dijo tajante, para que viese que no se achicaba ante esos temas. Aunque en verdad así fuera. -O quizá si significa lo que tú dices ahora y no seas tan bueno...- Dijo tratando de picarlo ahora ella a él. Durante toda esa charla se estaba llevando ventaja en todas las riñas, no podía permitirlo.
-Para el semestre que viene tengo que presentar un proyecto. Consiste básicamente en preparar un desfile con mis diseños- Le contó con cierta ilusión. Lo estaría más si lo tuviera más avanzado. -Te daré entradas en primera fila- Le prometió, aunque aún ni siquiera sabía la ubicación en la que se celebraría el desfile. -No me olvidaré- Terminó de decirle antes los nuevos planes para viajar a Italia cuando terminara. -Estaba pasando una mala racha con mis padres, y la rebeldía de la pre adolescencia es muy mala...- En ese momento volvió a la cabeza la situación de su padre, lo que convirtió su mueca divertida en una bastante más tensa.
-Para el semestre que viene tengo que presentar un proyecto. Consiste básicamente en preparar un desfile con mis diseños- Le contó con cierta ilusión. Lo estaría más si lo tuviera más avanzado. -Te daré entradas en primera fila- Le prometió, aunque aún ni siquiera sabía la ubicación en la que se celebraría el desfile. -No me olvidaré- Terminó de decirle antes los nuevos planes para viajar a Italia cuando terminara. -Estaba pasando una mala racha con mis padres, y la rebeldía de la pre adolescencia es muy mala...- En ese momento volvió a la cabeza la situación de su padre, lo que convirtió su mueca divertida en una bastante más tensa.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
-Ahí está el detalle- movió la cuchara para enfatizar sus palabras -Como sólo piensas en esa persona especial, ya no le haces caso a lo demás- explicó cómo si fuera un experto en el asunto. Su sonrisa de ensanchó al ver que Rose se sonrojaba, trayendo a su memoria todas las veces que la hizo enojar y ella se ponía tan roja que parecía que fuera a explotar. -¿Yo? Claro que no, soy un caballero, jamás tocaría esos temas en frente de una dama- aseguró sin poder contener la risa que le causaba ver a Rosalie tan descolocada. Auch, aquello había sido un ataque directo a su ego y por más que intentó morderse la lengua para no dejarse llevar por su insinuación, no pudo evitarlo -Tendrás que quedarte con la duda... A menos que quieras comprobarlo por ti misma- al final cambió el tono de voz por uno sugerente mientras le dedicaba una de sus sonrisas más coquetas. Aunque nunca en su vida se imaginó hablando de sexo con Rose, ni mucho menos planteándole semejante propuesta.
Asintió con una sonrisa cuando le prometió entradas al desfile, sería interesante ir, no sólo por acompañar a Rose, sino porque a esos eventos siempre iban chicas lindas. -¿Serás tú quien modele los diseños?- inquirió curioso lanzándole una mirada apreciativa, tratando de imaginarla sobre una pasarela. -Entonces no me culpes- sonrío cuando ella misma aceptó su responsabilidad, o algo así. Levantó la mirada de su helado, y se dio cuenta de que Rosalie ya no sonreía, experimentando de nuevo esa sensación de que algo sucedía. -¿Qué ocurre?- preguntó dejando la cuchara sobre la tarrina y apoyando los antebrazos sobre la mesa, totalmente dispuesto a conseguir una respuesta.
Asintió con una sonrisa cuando le prometió entradas al desfile, sería interesante ir, no sólo por acompañar a Rose, sino porque a esos eventos siempre iban chicas lindas. -¿Serás tú quien modele los diseños?- inquirió curioso lanzándole una mirada apreciativa, tratando de imaginarla sobre una pasarela. -Entonces no me culpes- sonrío cuando ella misma aceptó su responsabilidad, o algo así. Levantó la mirada de su helado, y se dio cuenta de que Rosalie ya no sonreía, experimentando de nuevo esa sensación de que algo sucedía. -¿Qué ocurre?- preguntó dejando la cuchara sobre la tarrina y apoyando los antebrazos sobre la mesa, totalmente dispuesto a conseguir una respuesta.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
-Ese es el punto. En este preciso momento no necesito a alguien que me abstraiga del mundo. Todo lo contrario- Se encogió de hombros con mueca resolutiva. No tenía mucho más que añadir a eso. Había dejado su punto de vista claro. -¿Caballeroso? Tantos golpes en la cabeza si que te cambiaron...- Dijo sorprendida ante el adjetivo con el que se autodenominó. -O quizás por eso sacas esos temas, ¿porque no eres caballeroso?- Preguntó alzando una ceja fingiendo sentirse confusa. Sus ojos se abrieron como platos y por un segundo se le olvidó respirar. ¿Aquello estaba siendo una proposición? Tuvo que ser rápida para recobrar la compostura y que no se le notara. -¿Es una proposición, Cacciatore?- Preguntó arqueando las cejas e inclinándose ligeramente hacia delante. Estaban llevando demasiado lejos sus típicas piques. Y seguramente ninguno quería ceder. Pero estaba poniendo al límite a Rose, que ante la sola idea le dio un vuelco al estómago. Pero era su amigo de la infancia, bajo ninguna circunstancia se iba a permitir pensar en él en esos términos.
-No. Yo tengo que preparar el desfile desde bambalinas. Además... no doy la altura suficiente para desfilar- Suspiró con pesadez. Desde pequeña no solo había adorado el diseño, si no también había soñado con llevar ella esos diseños. Y, a pesar de su buena forma física, le faltaban un par de centímetros. -Claro que te culpo. Eras una mala influencia para mi rebeldía- Siguió ensimismada en echarle las culpas a él por la fatídica noche en la que mojó a un tío desconocido. -No... nada... solo...- Ocultó su cara entre las manos y evitó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, pero sus ojos se habían tornado cristalinos. Mientras siguiesen sus manos de barrera al exterior, no habría problema. Cogió aire para no quebrarse y que su voz no temblara. Debía verse fuerte, así que cuando levantó la cara, estaba visiblemente mejor. Pero interiormente seguía destrozada. -Eh... mi padre está internado en el hospital. No quería decírtelo porque es la primera vez que nos vemos desde hace años y tenía que ser un reencuentro feliz... pero... está en coma desde hace algunos meses- En todo aquel discurso sonaba bien y fuerte, pero en aquella última frase se pudo notar el momento frágil que vivía.
-No. Yo tengo que preparar el desfile desde bambalinas. Además... no doy la altura suficiente para desfilar- Suspiró con pesadez. Desde pequeña no solo había adorado el diseño, si no también había soñado con llevar ella esos diseños. Y, a pesar de su buena forma física, le faltaban un par de centímetros. -Claro que te culpo. Eras una mala influencia para mi rebeldía- Siguió ensimismada en echarle las culpas a él por la fatídica noche en la que mojó a un tío desconocido. -No... nada... solo...- Ocultó su cara entre las manos y evitó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, pero sus ojos se habían tornado cristalinos. Mientras siguiesen sus manos de barrera al exterior, no habría problema. Cogió aire para no quebrarse y que su voz no temblara. Debía verse fuerte, así que cuando levantó la cara, estaba visiblemente mejor. Pero interiormente seguía destrozada. -Eh... mi padre está internado en el hospital. No quería decírtelo porque es la primera vez que nos vemos desde hace años y tenía que ser un reencuentro feliz... pero... está en coma desde hace algunos meses- En todo aquel discurso sonaba bien y fuerte, pero en aquella última frase se pudo notar el momento frágil que vivía.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Chasqueó la lengua y sacudió la cabeza de un lado a otro sin añadir nada más al respecto. Sí que era dura esa chica. Habría pensado que tras tantos años y la terapia a la que asistió, Rosalie hubiese cambiado aunque fuera un poco en cuanto a las relaciones interpersonales, pero al parecer era cierto eso de "árbol que nace torcido jamás se endereza". -Siempre he sido caballeroso, sólo que tú estabas muy ocupada pensando en llevarme la contraria que nunca te diste cuenta- aseguró sin hacer caso de su aparente confusión. Mantuvo su expresión sin quitarle los ojos de encima, no se había esperado aquella respuesta, pero ni loco se echaba para atrás, por más rara que se hubiese tornado esa discusión. Imitó a Rose inclinándose hacia adelante todo lo que la mesa le permitió -Sólo si tú así lo quieres- contestó sin cambiar el tono de voz, no iba a dejarse ganar estando en su terreno de juego, por más que se tratara de Rosalie y que la idea de llevar su amistad a otro plano le pareciera absurda.
-Seguro que puedes hacer ambas cosas- dijo antes de que ella comentara lo de su altura -tonterías, son tus diseños y es tu desfile, puedes hacer lo que quieras- no veía la supuesta importancia de la estatura. Se echó a reír negando con la cabeza -Seguro que tú madre se encargó de repetir eso tantas veces que terminaste por creerlo- la señora Mólling siempre lo consideró una mala influencia para su hija. Definitivamente aquello no parecía "nada", las alarmas empezaron a sonar en la cabeza de Niccolò cuando la vio cubrirse el rostro -¿Qué pasa Rose?- preguntó con suavidad visiblemente preocupado, no soportaba ver llorar a una chica, mucho menos a una chica que le importaba. Aquella información fue como un balde de agua fría, el padre de su amiga siempre le había simpatizado, pues no lo había tratado como su esposa. -Yo... Rose... Lo siento mucho- no sabía qué decirle, así que se levantó para rodear la mesa y sentarse junto a ella, pasándole el brazo por los hombros -¿Qué dicen los médicos?- preguntó queriendo saberlo todo, especialmente ansioso de poder ayudar a su amiga.
-Seguro que puedes hacer ambas cosas- dijo antes de que ella comentara lo de su altura -tonterías, son tus diseños y es tu desfile, puedes hacer lo que quieras- no veía la supuesta importancia de la estatura. Se echó a reír negando con la cabeza -Seguro que tú madre se encargó de repetir eso tantas veces que terminaste por creerlo- la señora Mólling siempre lo consideró una mala influencia para su hija. Definitivamente aquello no parecía "nada", las alarmas empezaron a sonar en la cabeza de Niccolò cuando la vio cubrirse el rostro -¿Qué pasa Rose?- preguntó con suavidad visiblemente preocupado, no soportaba ver llorar a una chica, mucho menos a una chica que le importaba. Aquella información fue como un balde de agua fría, el padre de su amiga siempre le había simpatizado, pues no lo había tratado como su esposa. -Yo... Rose... Lo siento mucho- no sabía qué decirle, así que se levantó para rodear la mesa y sentarse junto a ella, pasándole el brazo por los hombros -¿Qué dicen los médicos?- preguntó queriendo saberlo todo, especialmente ansioso de poder ayudar a su amiga.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
-Si hubieras sido caballeroso nunca me hubieras llevado la contraria con tanto ímpetu- Se cruzó de brazos reconociendo que sus riñas eran interminables, y que lo importante ahí no era quien las empezaba, sino quien las hacía interminables. Y ahí ninguno se dejaba ganar. De nuevo se encontraban en ese terreno, pero se sentía mucho más empantanada que cuando era una cría. Ahora quería cesar el juego pero sin perder. ¿Como hacer eso cuando sientes que no quieres que sea un juego? Ese tipo de pensamientos románticos alteraban a la no tan pequeña Rosalie. -No, gracias. No eres mi tipo- Tuvo que recomponer la compostura y volvió a poner su espalda derecha, rompiendo el tono más íntimo en él que había entrado. Pero si no lo cesaba, no sabría hacerlo más tarde. Aunque... ¿cual era su tipo?.
Sonrió cuando Niccolò la animó a desfilar, pues, al fin y al cabo eran sus reglas. -Lo sé, pero... prefiero no desfilar. Será un día de mucho estrés y debo cerciorarme de que todo anda correcto- Sonrió nerviosamente. Debía ponerse ya con la tarea o ni siquiera habría desfile. Prefirió no comentar nada acerca de su madre. Nicco sabía como era y siempre se había encargado de quitarle un poco las alas. Pero aún así la quería, y no se encontraba en una situación familiar perfecta para criticar a ninguno de sus miembros. Tenían que ser un equipo.
Cogió aire antes su última pregunta. -Los médicos... no saben muy bien.- Se encogió de hombros. Sí que lo sabían, y las posibilidades de salir adelante depositadas en él por los médicos eran mínimas. Pero Rose tenía sus propias opiniones y sus planes. -Pero... estoy segura de que saldrá de esta. Mi padre es fuerte- Sonrió con más positivismo. -Pero no hablemos de esto... ¿que tal con tu papá en Italia todos estos años?- Preguntó con curiosidad intentando que su mente viajara a otros rincones. Aunque no sabía si era el adecuado, nunca habían tenido una muy buena relación.
Sonrió cuando Niccolò la animó a desfilar, pues, al fin y al cabo eran sus reglas. -Lo sé, pero... prefiero no desfilar. Será un día de mucho estrés y debo cerciorarme de que todo anda correcto- Sonrió nerviosamente. Debía ponerse ya con la tarea o ni siquiera habría desfile. Prefirió no comentar nada acerca de su madre. Nicco sabía como era y siempre se había encargado de quitarle un poco las alas. Pero aún así la quería, y no se encontraba en una situación familiar perfecta para criticar a ninguno de sus miembros. Tenían que ser un equipo.
Cogió aire antes su última pregunta. -Los médicos... no saben muy bien.- Se encogió de hombros. Sí que lo sabían, y las posibilidades de salir adelante depositadas en él por los médicos eran mínimas. Pero Rose tenía sus propias opiniones y sus planes. -Pero... estoy segura de que saldrá de esta. Mi padre es fuerte- Sonrió con más positivismo. -Pero no hablemos de esto... ¿que tal con tu papá en Italia todos estos años?- Preguntó con curiosidad intentando que su mente viajara a otros rincones. Aunque no sabía si era el adecuado, nunca habían tenido una muy buena relación.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Se echó a reír ante esa especie de reflexión de Rose, después de todo su amistad se basaba en un tira y afloja constante en el que ninguno quería ceder -Nadie es perfecto- comentó para "justificar su falta". Fijó sus ojos en los de Rosalie, tratando de descifrar lo que pensaba, pero si le era casi imposible de niños, ahora mucho más. Rió nuevamente entre dientes cuando ella se echó para atrás argumentando que no era su tipo, eso ya lo sabía y de sobra, pero no se movió ni un ápice -Tú te lo pierdes- aseguró en la misma tónica, antes de retroceder -De todos modos, tú tampoco eres el mio- se encogió de hombros dedicándole una sonrisa torcida, y como si nada regresó su atención al helado que empezaba a derretirse.
-Mientras tu decisión sea porque así lo deseas y no por los estándares de los demás- comentó dejando pasar el tema, si había algo que le molestaba sobremanera era que los demás le dijeran cómo actuar y decidieran sobre su vida, siendo esa la causa principal de las peleas con su padre.
No le gustaba verla así, ni mucho menos saber que no la estaba pasando bien. Apretó brevemente su brazo alrededor de los hombros de Rose mientras la escuchaba hablar -Ya verás que sí, pronto saldrá de esta- aseguró -¿Y no han consultado otro tipo de... Especialistas?- preguntó consciente de que la señora Mólling no era adepta a las diferencias de especie, pero tenía entendió que algunos seres podían tener poderes curativos. La liberó de su abrazo pero no regresó al lugar donde estaba antes, sino que se estiró para recuperar lo que le quedaba de helado, resoplando ante la mención de su padre -Sobrevivimos- musitó tomando una cucharada enorme de helado, sintiendo que se le congelaba el cerebro. -Pretende decidir cómo debo vivir mi vida, y ya sabes lo mal que se me da aceptar que me digan lo que debo hacer- resumió rodando los ojos.
-Mientras tu decisión sea porque así lo deseas y no por los estándares de los demás- comentó dejando pasar el tema, si había algo que le molestaba sobremanera era que los demás le dijeran cómo actuar y decidieran sobre su vida, siendo esa la causa principal de las peleas con su padre.
No le gustaba verla así, ni mucho menos saber que no la estaba pasando bien. Apretó brevemente su brazo alrededor de los hombros de Rose mientras la escuchaba hablar -Ya verás que sí, pronto saldrá de esta- aseguró -¿Y no han consultado otro tipo de... Especialistas?- preguntó consciente de que la señora Mólling no era adepta a las diferencias de especie, pero tenía entendió que algunos seres podían tener poderes curativos. La liberó de su abrazo pero no regresó al lugar donde estaba antes, sino que se estiró para recuperar lo que le quedaba de helado, resoplando ante la mención de su padre -Sobrevivimos- musitó tomando una cucharada enorme de helado, sintiendo que se le congelaba el cerebro. -Pretende decidir cómo debo vivir mi vida, y ya sabes lo mal que se me da aceptar que me digan lo que debo hacer- resumió rodando los ojos.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Le fue complicado seguir manteniendo su sonrisa de suficiencia cuando él continuó con ese tono seductor por unos pocos segundo más. Sintió como se le erizaba la piel bajo su jersey y tiró de las mangas, aunque no pudiera verse se sentía avergonzada. Aunque su orgullo se sintió ligeramente herido cuando declaró que ella tampoco era su tipo. -Las Rosalie Mólling del mundo somos demasiado para ti- Rió entre dientes como si no estuvieran en su lista por el simple hecho de posibilidades, pero sin el tono coqueto que tenían con anterioridad. Aunque... si se detenía a mirarlo con detalle... "Rose, no continúes en esa línea" se tuvo que decir a sí misma para rebajar sus hormonas.
-Es porque así lo quiero, tranquilo. Ese es mi deber como diseñadora, y fue lo que yo decidí- Asintió con la cabeza. A la edad de 17 aún seguía soñando con ser ella quien desfilara y quien posara ante las cámaras. Pero se había decantado por el diseño. Siempre podía llevar en la calle sus trabajos.
Sus gestos afectivos alrededor de sus brazos la hacían querer llorar y hundir la cabeza en sus hombros como cuando era pequeña. Recordó en ese instante la escena en el baño en el que echó a llorar sin remedio, y él estuvo ahí para consolarla. Pero ahora que era mayor, no quería dar esa imagen de muchacha frágil y débil. Quería ser una mujer fuerte a pesar de las adversidades. -Lo sé. Muy pronto estaremos haciendo vida normal- Asintió con más energía. Tenía que centrar su mente en pensamientos negativos. -No... tienen médicos expertos, pero su situación es... delicada- Apretó los parpados al decir la última palabra. Prefirió decir eso antes que decir que estaba más cerca de la muerte que de la vida. Sacudió la cabeza para dejar sus problemas a un lado y atender a su amigo. -Se te da mal aceptar cualquier cosa con la que no estés de acuerdo- Dijo riendo levemente. Aún estaba algo perjudicada por el tema anterior, pero debía dejarlo atrás. -¿Como está Marianni? ¿Te dejó marchar de Italia sin más?- Preguntó sorprendida. El amor que se tenían los Cacciatore era inmenso, y que su hermana mayor lo dejara marchar sin llorarle a mares, le sorprendía.
-Es porque así lo quiero, tranquilo. Ese es mi deber como diseñadora, y fue lo que yo decidí- Asintió con la cabeza. A la edad de 17 aún seguía soñando con ser ella quien desfilara y quien posara ante las cámaras. Pero se había decantado por el diseño. Siempre podía llevar en la calle sus trabajos.
Sus gestos afectivos alrededor de sus brazos la hacían querer llorar y hundir la cabeza en sus hombros como cuando era pequeña. Recordó en ese instante la escena en el baño en el que echó a llorar sin remedio, y él estuvo ahí para consolarla. Pero ahora que era mayor, no quería dar esa imagen de muchacha frágil y débil. Quería ser una mujer fuerte a pesar de las adversidades. -Lo sé. Muy pronto estaremos haciendo vida normal- Asintió con más energía. Tenía que centrar su mente en pensamientos negativos. -No... tienen médicos expertos, pero su situación es... delicada- Apretó los parpados al decir la última palabra. Prefirió decir eso antes que decir que estaba más cerca de la muerte que de la vida. Sacudió la cabeza para dejar sus problemas a un lado y atender a su amigo. -Se te da mal aceptar cualquier cosa con la que no estés de acuerdo- Dijo riendo levemente. Aún estaba algo perjudicada por el tema anterior, pero debía dejarlo atrás. -¿Como está Marianni? ¿Te dejó marchar de Italia sin más?- Preguntó sorprendida. El amor que se tenían los Cacciatore era inmenso, y que su hermana mayor lo dejara marchar sin llorarle a mares, le sorprendía.
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Asintió con la boca llena de helado -En eso estamos totalmente de acuerdo- concordó moviendo la cuchara mientras hablaba -Son demasiado complicadas, estiradas, cabezotas, y no se dejan llevar por lo que sienten- le dedicó una mirada traviesa al decir lo último -Mi tipo es más... apasionado... Y no me refiero únicamente al sexo- aclaró antes de que volviera a reñirle por tocar temas personales con ella. Si algún día lejano decidía tener una relación durante más uno o dos meses, no querría a su lado una mujer para quien los sentimientos y emociones estuvieran en un segundo plano, él era demasiado efusivo y una actitud como la de Rose le daba la sensación de estar chocándose contra una pared constantemente.
-Si necesitas algo, cualquier cosa avísame, ¿vale?- ofreció con sinceridad -Así sea compañía en el hospital- le sonrió, la verdad era que el olor de las clínicas y hospitales le descomponía, haciéndole palidecer y marear, pero por Rose no le importaría hacer un esfuerzo, tal vez acompañada se le hiciera un poco más leve esa situación. -Que bien me conoces- apuntó con una sonrisa orgullosa, tal vez no era su mejor característica, pero si por la que intentaba regir su vida. Su humor cambió totalmente ante la mención de su hermana -Mar empezó a llorar a moco tendido como un mes antes de que viajara- sonrió sin ápice de burla, echaba mucho de menos a Marianni a pesar del poco tiempo que llevaban separados -Dijo que organizaría todo para venir a Nueva Orleans- le contó -Pero no viviremos juntos, yo ya quiero emanciparme y aunque ella no lo vea necesario, también le hará bien aprender a vivir sola - comentó, independientemente de lo poco afectuosa que fuera la relación entre Marianni y Franco, él la tenía muy consentida y su hermana necesitaba conocer el mundo real. -¿Y tú madre que tanto me quiere, sabe que te verías conmigo?- preguntó curioso, tratando de imaginar la cara de la señora Mólling si lo viera de nuevo.
-Si necesitas algo, cualquier cosa avísame, ¿vale?- ofreció con sinceridad -Así sea compañía en el hospital- le sonrió, la verdad era que el olor de las clínicas y hospitales le descomponía, haciéndole palidecer y marear, pero por Rose no le importaría hacer un esfuerzo, tal vez acompañada se le hiciera un poco más leve esa situación. -Que bien me conoces- apuntó con una sonrisa orgullosa, tal vez no era su mejor característica, pero si por la que intentaba regir su vida. Su humor cambió totalmente ante la mención de su hermana -Mar empezó a llorar a moco tendido como un mes antes de que viajara- sonrió sin ápice de burla, echaba mucho de menos a Marianni a pesar del poco tiempo que llevaban separados -Dijo que organizaría todo para venir a Nueva Orleans- le contó -Pero no viviremos juntos, yo ya quiero emanciparme y aunque ella no lo vea necesario, también le hará bien aprender a vivir sola - comentó, independientemente de lo poco afectuosa que fuera la relación entre Marianni y Franco, él la tenía muy consentida y su hermana necesitaba conocer el mundo real. -¿Y tú madre que tanto me quiere, sabe que te verías conmigo?- preguntó curioso, tratando de imaginar la cara de la señora Mólling si lo viera de nuevo.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Pastelería Delocious
Rodó los ojos ante todos aquellos calificativos hacia su persona. No se sorprendía de que le hubiera puesto esas etiquetas a lo largo de todos esos años, pero, a pesar de ellos, habían tenido una bonita amistad. Así que no todo sería negativo. -Las personas racionales- decidió resumir todos aquellos calificativos dichos por el rubio en uno que sonara más apropiado y elegante. -también podemos ser pasionales, pero no nos sirve cualquier persona- Sonrió de modo un poco más misteriosa y seductora. El tono no era de coqueteo, pero sí trataba de esconder una historia personal en la que se hubiera descubierto una persona pasional. Aunque esa historia no existía. pero no le gustaba que Nicco la imaginara como totalmente fría.
Asintió con una débil pero agradecida sonrisa cuando él se ofreció a acompañarla en el hospital. -Muchas gracias pero no hace falta. No es el mejor lugar para pasar el rato, y... a mi madre no le gustan las visitas, pero eres muy amable por ofrecerte- Se encogió de hombros resumiendo el comportamiento de Audrey Mólling en pocas palabras. La mujer se encontraba en un estado vulnerable y odiaba que las personas la viesen en ese modo. Cuando sabía que recibirían visitas de familiares en el hospital, ese día se vestía y maquillaba para aparentar serenidad y tranquilidad.
Rió divertida al escuchar la reacción de su hermana cuando tomó la decisión de mudarse. Su relación siempre le había echo anhelar un hermano cuando era pequeña, pero al pensar que tendría que compartir todo se le pasaba en un abrir y cerrar de ojos. -¿Vendrá a Nueva Orleans?- Preguntó abriendo ampliamente los ojos por la sorpresa. Eso era amor incondicional. -Seguro que si vivieras con Mar tu piso estaría mucho más ordenado- Bromeó. Nunca había ido al apartamento de Nicco, pero podía imaginarse en que estado se encontraba. -Me alegrará volver a ver a Mar, aunque... seguro que sigue pensando que soy rarita...- Suspiró, pues, en sus pocos encuentros, había demostrado sus rarezas ante el contacto físico. A pesar de eso, a Rose le agradaba su hermana. -No. Preferí no preocuparla más- Soltó una carcajada, haciéndole creer que él la volvería a arrastrar al lado oscuro. Como si alguna vez lo hubiera hecho...
Asintió con una débil pero agradecida sonrisa cuando él se ofreció a acompañarla en el hospital. -Muchas gracias pero no hace falta. No es el mejor lugar para pasar el rato, y... a mi madre no le gustan las visitas, pero eres muy amable por ofrecerte- Se encogió de hombros resumiendo el comportamiento de Audrey Mólling en pocas palabras. La mujer se encontraba en un estado vulnerable y odiaba que las personas la viesen en ese modo. Cuando sabía que recibirían visitas de familiares en el hospital, ese día se vestía y maquillaba para aparentar serenidad y tranquilidad.
Rió divertida al escuchar la reacción de su hermana cuando tomó la decisión de mudarse. Su relación siempre le había echo anhelar un hermano cuando era pequeña, pero al pensar que tendría que compartir todo se le pasaba en un abrir y cerrar de ojos. -¿Vendrá a Nueva Orleans?- Preguntó abriendo ampliamente los ojos por la sorpresa. Eso era amor incondicional. -Seguro que si vivieras con Mar tu piso estaría mucho más ordenado- Bromeó. Nunca había ido al apartamento de Nicco, pero podía imaginarse en que estado se encontraba. -Me alegrará volver a ver a Mar, aunque... seguro que sigue pensando que soy rarita...- Suspiró, pues, en sus pocos encuentros, había demostrado sus rarezas ante el contacto físico. A pesar de eso, a Rose le agradaba su hermana. -No. Preferí no preocuparla más- Soltó una carcajada, haciéndole creer que él la volvería a arrastrar al lado oscuro. Como si alguna vez lo hubiera hecho...
Rosalie Mólling- Mensajes : 50
Re: Pastelería Delocious
Enarcó una ceja al pensar que Rose se hubiese dejado llevar con alguien y su curiosidad innata no le dejaría vivir en paz hasta saber todos los detalles -¿En serio? ¿Y qué persona te vale?- preguntó con una media sonrisa, rehusándose a dejarla zanjar el tema. No lograba concebir una imagen de Rosalie Mólling en una relación normal, con todos los altibajos que conllevaba.
Asintió una única vez, comprendiendo sus razones, ya se inventaría algo para distraerla, imaginaba que no quería despegarse de su padre, pero no podía limitar su vida a la universidad y al hospital -Ya que no me quieres ahí, no podrás negarte a salir conmigo de vez en cuando- sentenció con su sonrisa más encantadora -Ahora que he regresado tenemos que recuperar el tiempo perdido- agregó sin cambiar de expresión.
La dejo hablar cruzándose de brazos tras terminar por completo su helado, pensando en pedir otro. Se echó a reír abiertamente cuando se llamó a sí misma rarita -Mar aún te recuerda como la chica que usó guantes de piel de dragón para subir al transporte público- bromeó antes de chasquear los dedos, como si hubiese tenido la mejor idea del mundo -Ya se, cuando Mar llegue le haré una cena de bienvenida y tú irás también- no le estaba preguntando su opinión, lo estaba dando por sentado -Así la saludas y ves que mi apartamento está impecable, y de paso probarás mis especialidades culinarias- aunque no pareciera, le gustaba cocinar y no se le daba tan mal, tal vez lo había heredado de su padre.
Asintió una única vez, comprendiendo sus razones, ya se inventaría algo para distraerla, imaginaba que no quería despegarse de su padre, pero no podía limitar su vida a la universidad y al hospital -Ya que no me quieres ahí, no podrás negarte a salir conmigo de vez en cuando- sentenció con su sonrisa más encantadora -Ahora que he regresado tenemos que recuperar el tiempo perdido- agregó sin cambiar de expresión.
La dejo hablar cruzándose de brazos tras terminar por completo su helado, pensando en pedir otro. Se echó a reír abiertamente cuando se llamó a sí misma rarita -Mar aún te recuerda como la chica que usó guantes de piel de dragón para subir al transporte público- bromeó antes de chasquear los dedos, como si hubiese tenido la mejor idea del mundo -Ya se, cuando Mar llegue le haré una cena de bienvenida y tú irás también- no le estaba preguntando su opinión, lo estaba dando por sentado -Así la saludas y ves que mi apartamento está impecable, y de paso probarás mis especialidades culinarias- aunque no pareciera, le gustaba cocinar y no se le daba tan mal, tal vez lo había heredado de su padre.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
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