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Calles
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Re: Calles
Había salido un poco después de Judd. Ahora que se sabía sus horarios podía entrar y salir con tranquilidad y sin riesgo de que la pillara. La verdad, estaba bien volver a tener un sitio cubierto dónde dormir y comer regularmente, pero, sin duda lo mejor y que más solía extrañar, eran las duchas calientes. Se había transformado en su versión canica en un callejón y se dirigió al centro. Sentía las almohadillas de sus patas tan limpias y suaves (comparado con lo rugosas que solían estar) que andaba con cautela por las aceras. Respiró hondo por su hocico sintiendo ese aroma que desprendía su pelo. Había pasado demasiados meses seguidos en la calle, y acostumbrarse a eso era extrañamente agradable.
En una plaza se encontraban un par de payasos que se hacían pasar por mimos para luego pasar el sombrero y sacarle el dinero a los espectadores que allí estaban haciendo un círculo alrededor de ellos. Merodeó por allí descartando los aburridos que solo se quedaban para que sus hijos lo vieran o los que se iban enseguida. Aquel tipo de perfil no era un blanco fácil. Pero lo encontró, había un hombre trajeado con dos niños pesados a su cargo que no dejaban de tirar de sus pantalones sorprendidos por el espectáculo, mientra, él, estaba demasiado ocupado atendiendo a su teléfono móvil. Se acercó cuidadosamente y de manera sigilosa mientras empezó a rasgar el bolsillo de la chaqueta. Había observado el bulto que esta formaba ahí. Hacía pequeñas pausas para que creyera que los pequeños tirones eran obra de los críos. Y funcionó. La cartera cayó al suelo, pero aquel hombre no era tan tonto. Notó el peso del objeto caer y la vio mientras cogía la cartera. Pero fue mucho más rápida que el; la ventaja de contar con cuatro patas. Entre sus colmillos cogió la cartera y salió disparada. El señor corrió tras ella, pero Mía se adelanto varias calles, por lo que desistió. Giró la cabeza para comprobar que no la siguiera y sonrió con los ojos al ver que así fue. Lo que no previó, fue la moto que en ese precioso momento se la llevó por delante. La rueda delantera impactó contra su costado izquierdo y el golpe la empujó un par de metros. Gimió mal herida sin comprender que había pasado y sin ni siquiera se capaz de abrir los ojos.
En una plaza se encontraban un par de payasos que se hacían pasar por mimos para luego pasar el sombrero y sacarle el dinero a los espectadores que allí estaban haciendo un círculo alrededor de ellos. Merodeó por allí descartando los aburridos que solo se quedaban para que sus hijos lo vieran o los que se iban enseguida. Aquel tipo de perfil no era un blanco fácil. Pero lo encontró, había un hombre trajeado con dos niños pesados a su cargo que no dejaban de tirar de sus pantalones sorprendidos por el espectáculo, mientra, él, estaba demasiado ocupado atendiendo a su teléfono móvil. Se acercó cuidadosamente y de manera sigilosa mientras empezó a rasgar el bolsillo de la chaqueta. Había observado el bulto que esta formaba ahí. Hacía pequeñas pausas para que creyera que los pequeños tirones eran obra de los críos. Y funcionó. La cartera cayó al suelo, pero aquel hombre no era tan tonto. Notó el peso del objeto caer y la vio mientras cogía la cartera. Pero fue mucho más rápida que el; la ventaja de contar con cuatro patas. Entre sus colmillos cogió la cartera y salió disparada. El señor corrió tras ella, pero Mía se adelanto varias calles, por lo que desistió. Giró la cabeza para comprobar que no la siguiera y sonrió con los ojos al ver que así fue. Lo que no previó, fue la moto que en ese precioso momento se la llevó por delante. La rueda delantera impactó contra su costado izquierdo y el golpe la empujó un par de metros. Gimió mal herida sin comprender que había pasado y sin ni siquiera se capaz de abrir los ojos.
Mía Jones- Mensajes : 16
Re: Calles
A pesar de sus intentos, Franco no quiso enviarle dinero para comprar un auto, ni siquiera uno usado, así que Niccolò no tuvo más remedio que usar sus ahorros y comprarse una moto. Si bien con lo que pagó habría podido adquirir un auto, prefirió no hacerlo, sólo para incordiar a su padre.
Aquel día, nada mas salir del concesionario, decidió ir a probar su nueva adquisición.
Deambuló por las calles de Nueva Orleans, sonriendo encantado al sentir el cosquilleo que producía el viento azotando su piel por la velocidad que llevaba. Acababa de pasar cerca a una plaza cuando una chica exuberante apareció en su campo de visión, captando su atención de inmediato. Nicco estaba tan distraído tratando de no perderla de vista, que no se dio cuenta cuando un husky se atravesó en su camino. Lo siguiente que supo fue que perdió el equilibrio y cayó al suelo, con la moto encima suyo. -Merde, Merde- maldijo no tanto por el golpe, los raspones en su brazo izquierdo o el agujero de sus vaqueros, sino porque la pintura de su moto recién comprada de había echado a perder. Se levantó enfadado y enderezó la moto sobre la pata metálica para evaluar los daños, pero en ese momento se percató del bulto marrón que había un par de metros más allá de donde se encontraba. En ese momento olvidó por completo la pintura de la moto, sintiéndose el ser más malvado sobre la faz de la tierra. ¡Había atropellado un perrito!. Corrió junto al animal y suspiró con un poco de alivio al escucharlo gemir, por lo menos no lo había matado. Le acarició la cabeza mientras evaluaba los daños, él no tenía ni idea de medicina veterinaria (ni de humanos xD), pero al no ver sangre supuso que el golpe no había sido tan fuerte. -Hola chiquito - le habló al perro con voz suave -no fue mi intención lastimarte - aseguró tocando una a una las patas del husky para comprobar si estaba fracturado. No podía dejarlo ahí, así que se puso de pie y tomó el perrote entre sus brazos, dándose cuenta al fin que no era niño, sino niña. Regresó junto a la moto y maldijo nuevamente sin saber cómo hacer para llevarla ahí. -Vamos Nicco, piensa -. Afortunadamente una chica se apiadó de él y después de que el italiano le diera su teléfono y le prometiera llevarla a cenar al día siguiente, accedió a llevar la perrita herida al veterinario en su auto, mientras Nicco la seguía en la moto.
Una vez en la clínica veterinaria, dejó a la perrita con el doctor para que la revisara, pidiéndole que le hiciera todo lo que fuese necesario y dejando su tarjeta de crédito como garantía de que regresaría por ello tras llevar la moto a su casa, aunque el motor parecía sonar bien, no quería arriesgarse a que lo dejara tirado en cualquier momento, como consecuencia de la caída.
Después de una hora, regreso a la clínica con ropa limpia y en taxi, así le sería más fácil llevar a la perrita a su apartamento cuando la dieran de alta. Empezó a acariciar el lomo de la husky mientras el doctor le explicaba Cómo estaba, percatándose de lo suave que tenía el pelo, seguramente su familia la estaba buscando.
FdR:Tú decide qué tan moribunda te dejé u.u
Aquel día, nada mas salir del concesionario, decidió ir a probar su nueva adquisición.
Deambuló por las calles de Nueva Orleans, sonriendo encantado al sentir el cosquilleo que producía el viento azotando su piel por la velocidad que llevaba. Acababa de pasar cerca a una plaza cuando una chica exuberante apareció en su campo de visión, captando su atención de inmediato. Nicco estaba tan distraído tratando de no perderla de vista, que no se dio cuenta cuando un husky se atravesó en su camino. Lo siguiente que supo fue que perdió el equilibrio y cayó al suelo, con la moto encima suyo. -Merde, Merde- maldijo no tanto por el golpe, los raspones en su brazo izquierdo o el agujero de sus vaqueros, sino porque la pintura de su moto recién comprada de había echado a perder. Se levantó enfadado y enderezó la moto sobre la pata metálica para evaluar los daños, pero en ese momento se percató del bulto marrón que había un par de metros más allá de donde se encontraba. En ese momento olvidó por completo la pintura de la moto, sintiéndose el ser más malvado sobre la faz de la tierra. ¡Había atropellado un perrito!. Corrió junto al animal y suspiró con un poco de alivio al escucharlo gemir, por lo menos no lo había matado. Le acarició la cabeza mientras evaluaba los daños, él no tenía ni idea de medicina veterinaria (ni de humanos xD), pero al no ver sangre supuso que el golpe no había sido tan fuerte. -Hola chiquito - le habló al perro con voz suave -no fue mi intención lastimarte - aseguró tocando una a una las patas del husky para comprobar si estaba fracturado. No podía dejarlo ahí, así que se puso de pie y tomó el perrote entre sus brazos, dándose cuenta al fin que no era niño, sino niña. Regresó junto a la moto y maldijo nuevamente sin saber cómo hacer para llevarla ahí. -Vamos Nicco, piensa -. Afortunadamente una chica se apiadó de él y después de que el italiano le diera su teléfono y le prometiera llevarla a cenar al día siguiente, accedió a llevar la perrita herida al veterinario en su auto, mientras Nicco la seguía en la moto.
Una vez en la clínica veterinaria, dejó a la perrita con el doctor para que la revisara, pidiéndole que le hiciera todo lo que fuese necesario y dejando su tarjeta de crédito como garantía de que regresaría por ello tras llevar la moto a su casa, aunque el motor parecía sonar bien, no quería arriesgarse a que lo dejara tirado en cualquier momento, como consecuencia de la caída.
Después de una hora, regreso a la clínica con ropa limpia y en taxi, así le sería más fácil llevar a la perrita a su apartamento cuando la dieran de alta. Empezó a acariciar el lomo de la husky mientras el doctor le explicaba Cómo estaba, percatándose de lo suave que tenía el pelo, seguramente su familia la estaba buscando.
FdR:Tú decide qué tan moribunda te dejé u.u
- moto:
Última edición por Niccolò Cacciatore el Vie Ene 22, 2016 10:51 am, editado 1 vez
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Calles
No se percató de que el joven que la había atropellado se acercó a ella hasta que notó el calor de su mano sobre su cabeza. Tan solo intentaba levantarse, pero al hacerlo notaba como sus costillas se resentían contra sus músculos. Se sentía débil y frágil; pero sobre todo estúpida por no haber visto el vehículo. Intentó gruñir cuando escuchó sus disculpas, ahora de nada servían, pero el sonido se perdió en su garganta sonado más bien ronca. Volvió a quejarse con un par de gemidos lastimosos cuando la cogió en brazos y sintió como su cuerpo era capaz de quejarse por sí solo ante el movimiento. Aunque se sintió mejor al notar el asiento mullido del coche en el que la habían metido. A donde la llevaban no le importaba en ese momento, solo dejó caer sus párpados, más pesados que nunca. Al igual que su cuerpo. Le enseñó los dientes al joven cuando volvió a cogerla para llevarla, al parecer, a un veterinario. Lo que le faltaba... más humanos. Se dejó estar sobre la mesa fría mientras dejaba a disgusto que la inspeccionaran. Mía odiaba aquellos sitios, tan lúgubres y con olor a enfermo y miedo. A ningún animal con carencias de salud le gustaba que la encerrasen en ninguna jaula. ¿Desde cuando a eso se le llamaban cuidados?
No se percató de que el chico que la llevó no tardó en marcharse del lugar. El veterinario continuó oscultandola para saber si había lesiones internas, ya que externas se veía a simple vista que no sufría ninguna. Intentó poner su misión difícil, pero cada vez que se revolvía para impedírselo, sentía que algo dentro de ella se rompía y se clavaba en su músculos. En lo que llegaba el joven, el veterinario le hizo unas radiografías para que estuvieran listas a su llegada y tras ver el resultado le colocó cuidadosamente una venda que se autoajustaba a su costado.
-Bueno señor Cacciatore, ha tenido usted suerte. Este perro solo necesitará mucho reposo y analgésicos durante unos pocos días. Aquí tiene la receta- Dijo escribiendo el nombre del medicamento sobre una hoja y cediéndosela- Se ha fracturado dos de las costillas del lado izquierdo. Le costará andar, así que no se preocupe si se pasa todo el día acostado. La venda facilitará su recuperación, así que no se la saque hasta que pasen al menos dos semanas. Si ve que la perra continúa sufriendo después de ese tiempo, vuelva a traerla- Le informó el veterinario con paciencia mientras le dejaba entrar a la salita privada dónde había atendido a Mía, que se hallaba tumbada, casi moribunda sobre el mesón.
No se percató de que el chico que la llevó no tardó en marcharse del lugar. El veterinario continuó oscultandola para saber si había lesiones internas, ya que externas se veía a simple vista que no sufría ninguna. Intentó poner su misión difícil, pero cada vez que se revolvía para impedírselo, sentía que algo dentro de ella se rompía y se clavaba en su músculos. En lo que llegaba el joven, el veterinario le hizo unas radiografías para que estuvieran listas a su llegada y tras ver el resultado le colocó cuidadosamente una venda que se autoajustaba a su costado.
-Bueno señor Cacciatore, ha tenido usted suerte. Este perro solo necesitará mucho reposo y analgésicos durante unos pocos días. Aquí tiene la receta- Dijo escribiendo el nombre del medicamento sobre una hoja y cediéndosela- Se ha fracturado dos de las costillas del lado izquierdo. Le costará andar, así que no se preocupe si se pasa todo el día acostado. La venda facilitará su recuperación, así que no se la saque hasta que pasen al menos dos semanas. Si ve que la perra continúa sufriendo después de ese tiempo, vuelva a traerla- Le informó el veterinario con paciencia mientras le dejaba entrar a la salita privada dónde había atendido a Mía, que se hallaba tumbada, casi moribunda sobre el mesón.
Mía Jones- Mensajes : 16
Re: Calles
Soltó un suspiro de alivio al escuchar el diagnóstico del veterinario, por lo menos la perrita se pondía bien, aunque con eso no disminuía su cargo de conciencia. Tomó una de sus orejas, jugueteando con ella mientras leía la fórmula con los analgésicos que debía comprar. -Gracias doctor- sonrió al médico antes de salir de la pequeña habitación para pagar la factura, agradeciendo el patrocinio financiero de su padre. Tras adquirir los medicamentos, regresó junto a su nueva mascota -Hola pequeña- la saludó con una caricia en el mentón -Ya escuchaste al doctor, te vas a poner bien- le habló como si el animal entendiera -Ahora nos iremos a casa para que descanses y comas algo- explicó tomándola con cuidado entre sus brazos para salir del consultorio y tomar el taxi que los estaba esperando para llevarlos al apartamento.
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
Edad : 30
Re: Calles
Vienen de aquí
Maldijo por lo bajo cuando la muchacha se las arregló para escabullirse del apartamento, sin comprender aún cómo había llegado hasta ahí. Respiró con pesadez, recuperó sus llaves y salió corriendo tras ella, asegurándose de cerrar bien la puerta a su espalda. Bajó corriendo las escaleras, casi pisándole los talones, pero perdió el equilibrio en el último tramo de escalones a causa de las agujetas desatadas. Se incorporó todo lo rápido que pudo, pero para ese entonces la ladrona ya había abandonado el edificio. Salió a la calle mascullando y mirando hacia todas las direcciones posibles, tratando de encontrar a la chica entre la multitud, cosa que no fue muy difícil, reconoció rápidamente la melena castaña, así que corrió todo lo que pudo hasta alcanzarla no muy lejos de su hogar -Te atrapé- aseguró victorioso tomándola del brazo con firmeza para detener su huida -Nadie roba a Niccolò Cacciatore y se sale con la suya- aseguró con un toque de fanfarronería -Vamos, ya le explicarás a la policía cómo entraste a mi apartamento... Y por qué llevas mi ropa- amenazó aún sin comprender aquello.
Lo siento, lo siento, lo siento. He estado (y creo que aún lo estoy) sin inspiración
Maldijo por lo bajo cuando la muchacha se las arregló para escabullirse del apartamento, sin comprender aún cómo había llegado hasta ahí. Respiró con pesadez, recuperó sus llaves y salió corriendo tras ella, asegurándose de cerrar bien la puerta a su espalda. Bajó corriendo las escaleras, casi pisándole los talones, pero perdió el equilibrio en el último tramo de escalones a causa de las agujetas desatadas. Se incorporó todo lo rápido que pudo, pero para ese entonces la ladrona ya había abandonado el edificio. Salió a la calle mascullando y mirando hacia todas las direcciones posibles, tratando de encontrar a la chica entre la multitud, cosa que no fue muy difícil, reconoció rápidamente la melena castaña, así que corrió todo lo que pudo hasta alcanzarla no muy lejos de su hogar -Te atrapé- aseguró victorioso tomándola del brazo con firmeza para detener su huida -Nadie roba a Niccolò Cacciatore y se sale con la suya- aseguró con un toque de fanfarronería -Vamos, ya le explicarás a la policía cómo entraste a mi apartamento... Y por qué llevas mi ropa- amenazó aún sin comprender aquello.
Lo siento, lo siento, lo siento. He estado (y creo que aún lo estoy) sin inspiración
Niccolò Cacciatore- Mensajes : 124
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