Mía Jones

Nombre y apellidos: Mía Jones.
Edad: 20 años
Fecha de nacimiento: 13 de Abril de 1995
Lugar de nacimiento: Desconocido, aunque seguramente cerca de Canadá
Raza: Cambiante (perro)
Ocupación: Ninguna oficialmente – ladrona por supervivencia –
Facción: Neutra

Álbum de Fotos:

Álbum de fotos:

Es una chica bastante corriente. De complexión bastante delgada pero una musculatura en los brazos y en las piernas aprovechada, aunque poco definida. No posee excesivas curvas pero no es algo que la haya acomplejado nunca. Su rostro es el de una muñeca y recuerdan fugazmente al de su niñez. Sus ojos afilados son castaños, bastante vivos. Alrededor de sus pómulos tiene bastantes pecas. Cejas finas y labios carnosos. Su cabello, al igual que sus ojos, es castaño muy claro. Algunos la confunden con rubia oscura. Cuando se transforma en animal, es un husky, poco habitual. Su pelaje es blanco castaño. Sus ojos son los mismos que en su forma humana. Marrones. Siempre fue el que destacó en la manada por sus rasgos más oscuros de lo habitual. Algo característico son sus afilados dientes.

Es conveniente seguir describiendo el estilo y las formas de Mía, pero en fase humana. No sigue ningún estilo predeterminado, pues la ropa, en su mayoría, suele robarla. Aunque sí podemos hablar de sus preferencias para el día a día. Ropa holgada y cómoda, mayormente. Su forma de andar es bastante rápida y ágil. Y en la piel no cuenta con tatuajes, aunque sí con marcas. Tiene un par de cicatrices debido a peleas callejeras producidas cuando era un perro. Una detrás de la oreja y otra en la parte superior del muslo.


Mía es una chica despreocupada, al menos la vida así le ha enseñado a ser. No conoce ni tiene apego por los bienes materiales. De hecho, únicamente porta una maleta con unos pocos enseres, los que ella considera más preciados. Es bastante alocada, extrovertida y divertida, muestra de eso es de su risa estruendosa y de que siempre va mostrando sus dientes en una enorme sonrisa. No le cuesta hacer amigos allá dónde va, aunque su vida le ha impedido establecer lazos más allá de pasar buenos ratos. Pero cuando pasa, es muy leal. Podría parecer confiada debido a su carácter amistoso, pero no confía con tanta facilidad. Es bastante rebelde y vive al margen de la ley, pero no de su propia ética.  

Es muy espontanea y muchos piensan que no tiene filtro. Más de una vez se ha arrepentido de no procesar con su cerebro todo lo que dice. También es muy curiosa, aunque no le gusta que metan las narices en su vida y sus asuntos personales.

Tiene un carácter bastante impulsivo y fuerte. No cuenta con demasiada paciencia cuando se cabrea, aunque pocas cosas hacen que llegue hasta ese punto.  Además, es una persona muy energética y necesita mucho ejercicio diario.
También se la puede considerar mentirosa y manipuladora. Es otro de los aspectos de cómo la vida le ha obligado a ser. No suele revelar su naturaleza cambiante a nadie y suele utilizar a la gente para su propio beneficio, tanto en forma humana como perruna.



Mía nació en una manada de 4 huskys – 5 con ella – cerca de Canadá. Aunque nunca tuvieron un lugar preestablecido. Cada poco cambiaba de hogar, acercándose cada vez más a las entrañas de Estados Unidos. Vivían mayormente en su forma animal y no alternaban demasiado a su forma humana hasta que a los dos años de haber nacido Mía decidieron cambiar de manera más permanente en humanos y establecer un hogar. Decidieron que el lugar adecuado sería Nueva Orleans. Así fue hasta que cumplió los quince años y unos radicales humanos los descubrieron. Todo había sido porque su hermana mayor, Elisa, había intimado demasiado con uno de ellos, el cual solo la utilizaba para descubrirlos. A raíz de eso murieron la mayoría. Tan solo lograron escapar Mía y el más anciano de la manada, Tod.  Vagaron por los bosques juntos, hasta que a sus diecisiete la vejez reclamó a su único compañero y la manada desapareció. Solo se tenía a ella misma para sobrevivir. Se fue a Nueva York y allí se hizo pasar por un perro moribundo en busca de un lugar cómodo y cálido, y algo de compañía. Un señor, amargado y jubilado la acogió en su casa. En los años que estuvo con él – como perro siempre – descubrió que esa actitud apática que solía tener era solo porque ninguno de sus cuatro hijos lo iba a visitar nunca e intentaron ingresarlo en una residencia de ancianos a pesar de su gran lucidez. Así que, durante tres largos años se hicieron compañía. Pensó en revelarle su naturaleza próximo al final del anciano para que le dejara su herencia. Pero no le pareció ni justo ni leal. Así que permaneció a su lado hasta que el señor falleció. Recientemente volvió a Nueva Orleans dónde había vivído tiempos realmente felices con su manada y al que podía llamar hogar.

*llena de babas toda la ficha*
Bienvenida Mía!
Me encanta tu personalidad (y tu forma perruna *-* y bueno, la humana también :3) y estoy seguro de que podríamos llevarnos muy bien, así que espero que me guardes un rol
Quiero un perrito, ¿puedo adoptarte?