PentHouse de Darius Balan

Cocina:

Los colores sobrios y sencillos, el espacio abierto de la cocina, perfectamente integrada en el salon, lo hace un espacio acogedor.

"Bar":

El bar igual que el resto de esta lujosa casa, en tonos minimalistas, pero muy sofisticado.

"Comedor":

El comedor sigue la linea general de este lujoso penthouse, pocos colores, todo lo más sobrio possible, lujo puro.

"Sala":

En concepto del diseño interior de esta espectacular casa es todo sobre espacios abiertos, pocos muebles, nada de elementos decorativos sobrantes.Los sofás en gris son perfectos para subrayar el diseño moderno del interior de la casa.

"Baño visitas" :

Despacho de Darius:

Dormitorio Darius:

El viaje en taxi desde su nuevo hogar hasta la dirección que contenía la maleta fue considerablemente rápido, pagó al taxista y se bajó en un edificio bastante ostentoso que concordaba con la ropa de marca que contenía la maleta. Sintiendo que su estómago rugía, ingresó al edificio y tomó el elevador hasta el piso correcto, donde buscó entre las diferentes puertas el número del penthouse. Sintiendo que le ardían las mejillas por la vergüenza de aquel malentendido, Marianni llamó a la puerta, esperando que hubiera alguien en casa

Llego a su apartamento bastante fastidiado  tras tres largas horas de viaje,  quería darse una buena ducha y descansar antes de ir a la oficina. Así que  Dejo su maleta sobre la cama y entro al baño, ya después ordenaría las cosas.
Salió un poco más relajado con solo una toalla en la cintura y con otra secándose el cabello, la cual dejo sobre su nuca para poder abrir la maleta. –¿y esto?- cuestiono sacando un bracear, que claramente no era suyo ni de su última conquista,  si ni tiempo le dio de acostarse con alguien en el viaje… - esto no es mío- declaro molesto buscando algo que le digiera de quien era la maleta y que había pasado con la suya, sus dos trajes favoritos estaban en la maldita maleta extraviada.  Cerró la maleta y salió de la habitación furioso marcando el número del aeropuerto desde su celular, alguien se responsabilizaría de su equipaje. –bueno, señorita comuníqueme con servicio al cliente-  estaba demasiado molesto como para darle un saludo agradable.  En lo que esperaba a que lo atendieran escucho que tocaban la puerta, suspiro al ver que la sirvienta que había pedido aun no llegaba, por lo que le tocaría abrir la puerta a él -¿Si?- cuestiono tras abrir la puerta y ver a una joven rubia y bonita parada tras la puerta –Habla Darius Balan- dijo al teléfono haciéndole un gesto a la joven de que aguardara un momento, abriendo más la puerta para que pasara -quisiera reportar el extravió de una maleta, color negra…se confundieron y me entregaron una maleta totalmente distinta- dijo masajeándose las cienes, como tenían la facultad los del servicio al cliente de sacarlo de sus casillas. Rodo los ojos –¿ de verdad me está preguntando eso?,¿Qué cómo sé que no es mía?...estoy seguro que tengo la lucidez mental para distinguir unos trajes de hombre, de lencería - alzo el tono de su voz, agradeciendo no tener a la chica enfrente si no ya la hubiera incinerado, -sabe que, gracias por nada- termino colgando el teléfono .  –Disculpe, pero estoy seguro de haber pedido a una persona mayor para el trabajo- dijo por fin prestándole atención a la joven y marcándole a los de servicio de limpieza, lo que menos necesitaba era semejante distracción trabajando en su casa.

Estaba apoyada en el asa de la maleta cuando la puerta se abrió, encontrándose con un tipo guapo semidesnudo. -Buenas tardes - fue lo único que alcanzó a decir antes de que el desconocido dejara de prestarle atención, (si es que le había hecho algo de caso antes) para empezar a ladrar por teléfono. Por el nombre que dio a su interlocutor, Marianni supuso que sería el dueño de la maleta. Dio solo un paso hacia el interior, llevando la maleta consigo. Se aclaró la garganta tratando de llamar su atención y elevó la mano para hacerle señas cuando él denunció el extravío de su maleta, pero él parecía no reparar en su presencia. Palideció brevemente antes de sonrojarse al escuchar la plabra "lencería", eso quería decir que había estado husmeando entre sus cosas. "Per Dío, que vergüenza" , pensó sintiendo sus mejillas arder. Dio un pequeño salto cuando Darius cortó la llamada, podía sentir el enfado que emanaba de él. Enarcó una ceja sin comprender de qué le hablaba -scusi? - preguntó desconcertada -Yo sólo vine a devolver esta maleta - anunció señalando la pieza de equipaje que tenia al lado -Encontré la dirección en una etiqueta que traía- explicó -Por lo que entendí de su conversación - hizo una breve pausa para señalar el teléfono -Usted tiene mis cosas - le dedicó una sonrisa incómoda, no sólo porque le inquietaba verlo semidesnudo sino también porque estaba consciente de que había visto su ropa interior.

-¿dije algo indebido?- cuestiono enarcando una ceja sin entender nada, ¿si no estaba ahí para el empleo, entonces para qué? …. Bajo la mirada topándose con la maleta - creo que este es el punto donde pido una disculpa y agradezco- dijo colgando el teléfono tras el tercer pitido –Gracias- no era muy dado agradecer, pero ella se tomó la molestia de averiguar de quien era y en vez de hablarle prefirió llevarla. – No tengo duda de ello, las cosas parecen más de tu medida que la mía- aclaro con media sonrisa. – Si me permites iré por ella y a ponerme algo más presentable…ponte cómoda- añadió señalando su aspecto y mostrando la sala para que lo esperara en lo que se retiraba a su habitación.
Salió junto con la maleta y vistiendo un traje sin abotonar los primeros botones – juro que no me quede con nada, pero puedes revisar- mejor aclaraba no quería que lo tacharan como algún enfermo, aunque no le molestaría ver a la dueña modelar uno que otro conjunto que hay ahí guardado (XD).

Esbozó una sonrisa tensa cuando él reparó en el motivo de su visita no anunciada, pero se relajó un poco ante su agradecimiento -De nada, afortunadamente esta maleta si estaba marcada- comentó señalando el equipaje, pues de lo contrario dudaba haber podido recuperar la suya, ya que no traía ningún tipo de identificación, Marianni se había tomado el trabajo de tirar las etiquetas con el nombre los teléfonos de su padre, olvidando reemplazarlas con su propia información. Craso error. Rió entredientes, asintiendo por su apunte -Si, creo que te irían un poco chicas- agregó sonrojándose levemente, siendo consciente de lo guapo que era el dueño de casa y de su desnudez. -Grazie- sonrió aprovechando que le daba la espalda para dedicarle una mirada apreciativa antes de sentarse en uno de los sillones con la espalda recta, aunque estaban tan cómodos que le provocaba echarse una siesta, después de todo en Génova ya iba siendo hora de irse a la cama. Suspiró con pesadez mirando el reloj, ni siquiera había tenido oportunidad de sorprender a Nicco con su llegada. Se puso de pie al escuchar el ruido característico de una maleta siendo arrastrada y sonrió al dueño de casa, negando con la cabeza ante aquella sugerencia, no pensaba ponerse a revisar sus vestidos y lencería frente a él, suficiente tenía con saber que ya los había visto -No es necesario, no tienes cara de lucir bien en alguna de mis prendas- bromeó ladeando la cabeza, como si lo estuviera imaginando con su ropa. -Gracias por no tirarla- agregó, aquellos eran sus vestidos favoritos y varios de ellos aún estaban nuevos.

Enarco una ceja al ver como lo miraba – espero que no me estés imaginando o me harás sentir ridículo- dijo desviando la mirada hacia la ciudad sacudiendo ligeramente la cabeza con un gesto de horror, esperaba que la imagen que se le vino a la mente de él con el conjunto rosa de ella, se perdiera en alguna parte de su subconsciente. –No tienes que agradecer- respondió viéndola perdiendo de vista la ciudad. –Era mi rehén para que me devolvieran mi maleta- añadió medio en broma, al ver el contenido sabía que la dueña trataría de recuperarla. -¿gustas que te lleve a tu casa?- pregunto, pues era lo menos que podía hacer por ella.

Sonrió abiertamente con una mueca de diversión -Me has pillado- aseguró ya mucho más relajada que antes, al menos no la trató como a la persona que estaba del otro lado de la línea telefónica momentos atrás. Se echó a reír nuevamente y asintió -Pues funcionó tu estrategia- continuó la broma, cayendo en cuenta de que ni siquiera se había presentado al llegar -me llamó Marianni- anunció extendiendo su mando derecha, si de algo podía presumir era de sus buenos modales y aquel día no sería la excepción -Lamento toda esta confusión- se disculpó a pesar de que había sido error de ambos al no fijarse que llevaban el equipaje equivocado. Dio un par de pasos hacia él y tomó el asa de la maleta -No es necesario que te molestes- sentía que ya lo había incordiado lo suficiente presentándose en su casa sin avisar.

-Mucho gusto Marianni- respondió sosteniendo su mano derecha, - supongo que ya sabrás como me llamo, pero me presento como se debe… soy Darius Balan- sonrió y le dio un beso en su dorso antes de soltar su mano. –En realidad también fue culpa mía, por lo que lo lamento también- dijo regalándole una sonrisa diplomática, era un poco extraño  aceptar la culpa cuando normalmente hubiera responsabilizado al maletero. – insisto, tú te molestaste en traer mi maleta hasta la puerta de mi departamento, así que lo menos que puedo hacer es llevarte yo a tu casa- sus palabras no dejaban lugar a un negativa y quedaron más claras cuando volvió a tomar la maleta de ella junto con las llaves de su carro, las cuales estaban colgadas cerca de la puerta. –Vamos- indico el camino tras salir del departamento y subir al elevador para llegar a la planta baja. Siguió su camino sin poner atención al vigilante que seguía perdido en el espacio. –Adelante- abrió la puerta de copiloto esperado que Mar se subiera para guardar la maleta y poder ponerse en marcha.

transporte:

-Encantada Darius - sonrió sorprendiéndose por aque gesto, ya que no era tan común entre los americanos, como lo era en Italia. -Va bene- accedió finalmente, no sólo por la autoridad en su tono de voz, sino también porque podría parecer de mala educación rechazar su ofrecimiento. Le cedió la custodia de su maleta, siguiéndolo fuera del apartamento y posteriormente al exterior del edificio, donde el portero parecía seguir haciendo la siesta. Enarcó sutilmente las cejas al ver el auto al que Darius se acercaba, acorde con su casa. -Gracias- sonrió abiertamente ante su caballerosidad, deslizándose en el asiento. Se puso el cinturón de seguridad y espero a que se subiera para darle la dirección de su apartamento.

vengo de aquí

Como pudo logro bajarse del auto cubriendo su dignidad con una manta, la cual se desintegraría por completo antes de llegar a su departamento. Al ver la odisea que sería subir por las escaleras desplegó sus alas con la intención de llegar a su terraza, emprendiendo el vuelo justo del lado donde el sol pegaba en los cristales a esa hora del día, al menos para camuflajear un poco su aspecto con el brillo del sol. En cuanto llego a su departamento corrió al baño en busca de algo que evitara las malditas alucinaciones que empezaban acecharlo, provocando que rompiera el espejo y tirara todos los medicamentos. Se arrincono en la esquina de su habitación, tratando de recuperar un poco de conciencia o al menos convencerse de lo que veía no era real. La única vez que se sintió de esta manera solo tenía siete años y perdió a su madre. Respiraba paulatinamente cubriéndose el rostro y los oídos, repitiéndose a sí mismo simultáneamente que nada era real y tarde o temprano pasaría. Finalmente después de unas cuantas horas quedo dormido y su temperatura comenzó a descender a lo normal para él.

Tras aquel incidente había regresado a su apartamento. Estaba asustad, ¿qué pasaría si ese hombre se moría? Ella no pretendía hacerle daño, solo quería que la dejará en paz, solo era una estúpida cartera con un par de pavos, si no se hubiera puesto tan pesado no habría pasado nada. Además él la había atacado primero, ella había actuado en defensa propia. Cogió la cartera y se guardó el dinero antes de tirar la cartera sobre la cama. Se sentó y se cruzó de brazos, miró de reojo la cartera, ahí debería estar su carnet con su dirección. Miró el reloj también, tal vez aún estuviera vivo. Suspiró con rabia, y se levantó, era una locura y una estupidez pero salió volando por la ventana del apartamento de camino a la dirección que ponía en la información. Cuando llegó encontró una ventana abierta, comprobó el piso y entró. Estaba algo pérdida pero no tardó en encontrar al chico tendido en el suelo. Hizo una mueca esperando que no estuviera muerto. Se acercó despacho y le tomo el pulso en el cuello, Suspiró con alivio al sentir el latido. - Oye, despierta - dijo sacudiéndolo para que reaccionará, si estaba inconsciente ni podría hacerle beber el antídoto.

Entre abrió los ojos solo para toparse con el rostro que menos quería ver en ese momento – No creo que seas una alucinación... aun no te considero una pesadilla- mascullo tratando de incorporarse, era el colmo que se hubiera desmallado en semejante lugar tan incómodo, a solo unos cuantos metros de su cama. – podrías alejar tu manita de mí, no creo que mi sistema se recupere tan rápido de otro envenenamiento- pidió retirando el mismo la mano de su cuerpo para salir de la habitación. Camino por los pasillos sintiéndose sumamente sudoroso y con la garganta reseca, por que sin darle mayor importancia a su inesperada visita y a su actual condición de desnudes, llego al bar y se sirvió una copa de ron, dado un gran trago inmediatamente, sintiendo como el liquido raspaba su garganta al pasar por ella.

Se sobresaltó cuando le habló, se esperaba una reacción diferente, puede que un grito de pánico porque en lugar de a ella veía algún monstruo raro o algo por el estilo. – No vine a rematarte – aclaró apartándose y poniéndose en pie frente a él – si quisiera hacerlo te habría cortado el cuello cuando estabas en el suelo – dijo haciéndose la dura, aunque eso era lo que hacían antes las arpías, torturar a sus víctimas y luego matarlas antes de que el veneno hiciera efecto para aumentar el sufrimiento. – Pensé que ya estarías muerto y pareces más bien salido de una orgía, ¿estoy perdiendo facultades o qué? – preguntó molesta por la actitud de ese tipo, como si no hubiera pasado nada, ¿habría perdido su veneno por no usarlo? Eso la había sentir desprotegida.

Enarco una ceja –ah, no?- cuestiono pasado por su lado, a él no le parecía ni hora, ni momento para socializar si ese era el cazo. –Y por ello mismo, prefiero tus manos y todo lo que conllevan alejadas de mí- dijo haciéndola a un lado para poder salir de la habitación, no dudaba ni tantito que quisiera terminar el trabajo y ver que más obtenía. Achico los ojos dejando su vaso sobre la barra –así que de eso se trata todo el numerito, ¿Cómo no estoy muerto, no te sientes satisfecha?- cuestiono evaluando sus acciones, si detectaba un movimiento que indicara o pareciera peligroso, la quemaría sin pensarlo como si fuera una combustión espontánea. Rodo los ojos -¿sabes algo de los Drakuls? - indago en respuesta a su pregunta,- porque facultades, te puedo asegurar que no esas perdiendo- añadió, al parecer no tenía ni la más remota idea de que el veneno no era mortal para ellos, eso si, las alucinaciones eran lo bastante fuertes para enloquecer al más cuerdo.

- No – aseguró de nuevo a ver si se convencía de una vez, pero parece que no fue suficiente. Y pensar que había ido ahí a salvarlo. – Cobarde – murmuró cuando la apartó, como si fuera tan peligrosa, ok, si, puede que un poquito, pero ya le había dicho que no era su intención matarlo, ¿es que su palabra no contaba nada? Abrió la boca algo ofendida por su insinuación. - ¡No! – negó rápidamente aunque luego se lo pensó un poco – no..exactamente, oye, vine aquí para darte el antídoto ¿ok? Podrías estar un poco más agradecido – dijo cruzando los brazos sobre el pecho, una intentaba actuar como es debido y ese es el resultado, no aprendía la lección. – Claro que si – en realidad sabía lo básico – sé que echáis fuego y que no estáis mal dotados – comentó ladeando ligeramente la cabeza con una sonrisa endiablada. – Me alegra oír eso – respondió satisfecha de que su veneno siguiera siendo potente, y no iba a negar que también le agradaba haberle hecho pasar un mal rato como el que ella había pasado. – Toma, te traje tu estúpida cartera – la sacó del bolsillo trasero de su pantalón y se la lanzó – tiene todas las tarjetas, pero los diez dólares que había dentro y el reloj me lo quedo, como compensación – aclaró para que no se sorprendiera y que tampoco pensara que era tan buena samaritana.

Enarco una ceja al escuchar su murmullo – querida, si el evitar otro contratiempo contigo y tus garras es ser cobarde, pues soy un cobarde- encogió los hombros sin detenerse un solo segundo a ver como reacciono ante sus palabras, nunca ha presumido de ser valiente y mucho menos de exponer su vida por otras personas, mientras el este bien, el mundo puede caerse a pedazos. Soltó una carcajada sirviéndose un poco más de ron – estoy agradecido, agradezco no necesitar tu antídoto – dijo mirándola sobre su vaso, si fuera un simple humano ya estaría más tieso que una tabla esperando su dichoso antídoto. Ladeo la boca en gesto de media sonrisa al escuchar lo que sabia de los Drakuls - ¿te gusta lo que ves?- cuestiono descaradamente al reparar en su estado, no tenia de que avergonzarse, además estaba en su departamento y no esperaba invitados. –Supongo que debo agradecer el ahorrarme el trabajo de volver a tramitarlas- señalo, abriéndola para verificar que realmente no faltara ninguna. - ¿compensación?...¿y a mi quien me compensa a ver perdido una cita con un importante cliente?- cuestiono saliendo detrás de la barra para recargarse en uno de los bancos como todo un adonis. No es que le preocupara a ver perdido la cita después de todo era el mejor fiscal de la ciudad en ese momento.

“Pues eso” pensó cuando admitió ser un cobarde ignorando el resto de sus palabras. Rodó los ojos por su sarcasmo, encima de que se había molestado en ir a salvarlo, además si no hubiera sido tan capullo nada de eso habría pasado así que podría considerarse un castigo divino para que aprendiera a ser más amable. Aunque se veía que no había funcionado. – No está mal, aunque he tenido vistas mejores – respondió sin pudor, si pensaba que paseándose desnudo por ahí iba a ponerla nerviosa se equivocaba, se había criado con chicos salidos y borrachos, la desnudez era lo más normal que había visto. – De nada – le sonrió como si se hubiera tomado en serio el agradecimiento de don sarcasmo. – A mi se me ocurre una manera en la que podría compensarte – sugirió con una sonrisa traviesa – soy muy cariñosa cuando no intentan quemarme viva – hablaba medio en broma y medio en serio, solo quería jugar pero si aceptaba no iba a rechazarlo, ser promiscua entraba dentro de su plan de disfrutar de la vida y así el viaje no habría sido en vano.

-Me alegra oír eso, no te quiero de mi acosadora, aunque…ahora que lo pienso lo pareces. Primero me robas, luego te infiltras en mi departamento y ahora que comprobaste que estoy vivo, no pareces tener la intención de marcharte- - señalo levemente divertido con la situación. Sinceramente esta noche prometía y después de pasar un día del demonio aprovecharía lo que le viniera, no importaba si solo era una batalla de sarcasmos para despertar su cerebro, aún se sentía algo aletargado gracias al veneno. Rodo los ojos dejando su cartera aun lado al ver que todo lo importante aún seguía dentro –y… ¿puedo saber el nombre, de la buena samaritana que me regreso mi cartera?-cuestiono sarcásticamente, cruzando los brazos sobre su pecho sin soltar la copa que sostenía con la mano derecha. Al menos quería saber quién era la chica con la que estaba conversando y a la que al parecer le regalo 10 dólares y un reloj.
Descruzo los brazos y dejando su cómoda posición empezó acercarse a ella – yo también puedo ser bueno con la chicas lindas, mientras no me quieran robar- señalo tomando un mecho de su cabello –y en este momento, no me preocupa que me robes algo de lo que traigo puesto- añadió medio en broma inclinándose ligeramente para besar su cuello, sintió como su sangre empezaba arder en su interior –si no quieres nada de esto, será mejor que tomes tus cosas y te largues-advirtió mirándola a los ojos con la pupilas dilatadas, no pensaba obligarla a nada que ella no quisiera, por lo que si su intención era solo provocarlo para jugar será mejor que se marche, aún estaba a tiempo de llamar a alguien más dispuesta.

Se encogió de hombros cuando la llamó acosadora, ya le gustaría a él que lo acosara una chica como ella. – Me divierto, o quizás estoy buscando que llevarme de tu bonita casa – sonrió, aunque la verdad es que si, se estaba divirtiendo, aunque esa no era para nada su intención. Lo miró en silencio unos segundos pensando si darle su nombre, aunque no es que pudiera hacer mucho con eso, a parte de la cantidad de Evelyn que podía haber por ahí la mayoría de sus pertenencias estaban bajo varios nombres falsos. – Eve – respondió al final – te preguntaría el tuyo pero ya lo vi en tu cartera – dijo con una sonrisa ladeada, Darius, un nombre extraño, sonaba antiguo. Tendría que averiguar si los drakuls vivían mucho.

- Eso puede ser un problema – bromeó sin borrar la sonrisa confiada, estuvo por apartarse para que soltase su cabello, si quería jugar pues bien pero sin toqueteos. Aunque cuando empezó a besarle el cuello desechó toda idea de apartarse, más le valía no estársela jugando, quien calienta cocina. Subió las manos por su pecho hacia su cuello. – Cariño, soy una ladrona, si me ponen un dulce delante soy incapaz de no quedármelo – respondió con una sonrisa mientras acariciaba su cuello, se acercó y lo besó con pasión, no iba a desaprovechar la oportunidad de divertirse. Acarició su pecho con las uñas (sin garras xD) mientras descendía lentamente hacia una zona más sensible.

Sofoco una carcajada sin saber que era peor, si ser su bufón o tenerla como ladrona particular – en cuanto te vayas haré un inventario- menciono tranquilamente , al menos las cosas de valor no las tenía a la vista. –Me sorprendería que no lo hubieras visto, mi nombre está arriba de la dirección- dijo tomando de nuevo la cartera y guardándola mejor en un cajón bajo la barra, demasiada tentación para una ladrona no era bueno.

“claro que es un problema” pensó colocando el mechón de cabello tras su oreja, no pensaba pasar la noche con una chica que estuviera más interesada en poner sus manos en cualquier objeto menos en él. Sonrió estrechándola apasionadamente entre sus brazos –cuidado con las garritas- susurro levantándola entre sus brazos para llevarla hasta la habitación donde la dejo caer sobre la cama. –Ahora tendré que hacer que te concentres en mí, no en nada brilloso- añadió desnudandola con bastante pasión pero sin ningún toque de delicadeza, la excitación estaba empezando aumentar en su sistema.

Sonrió con picardía cuando mencionó sus garras, pero si se portaba bien no tenía ninguna intención de sacarlas. Tenía que reconocer que había encontrado a un hombre increíblemente sexy. – Tendrás que esforzarte mucho – respondió dejándose desnudar y empujándolo para que se quedase de espaldas a la cama, poniéndose ella sobre él – aunque yo también debería esforzarme para que me perdones – dijo sobre sus labios antes de besarlo con pasión dejándose llevar por la excitación, descendiendo por su pecho, dando suaves mordiscos a su mano.

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Se dejó caer a un lado de la cama cuando terminaron, con la respiración entrecortada y cubierta de una fina película de sudor. Se cubrió con la sábana y acomodó su cabello para apartarlo de su rostro. – Creo que a partir de ahora me interesaré más por los Drakuls – comentó tratando de controlar su corazón, que latía a cien por hora en esos momentos.

Si todas las ladronas eran como ella se dejaría robar más a menudo, rió colocando una de sus grandes manos sobre su nuca atrayéndola hacia él – si eres así de apasionada, quizás te perdone- dijo sobre sus labios antes de intensificar el beso y deslizar sus manos suavemente hasta sus caderas.

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Se incorporó con la respiración entrecortada retirando unos cuantos cabellos adheridos a su frente sudorosa, al menos en esta ocasión sudo por una muy buena razón. Sonrió de lado mirando sobre su hombro a su auto invitada, la cual ya estaba más que dispuesta a descansar sobre su lecho lo que quedaba de la noche. – Yo te puedo decir lo que quieras sobre ellos a...muy bajo precio- ofreció tomando su mano y llevándola a su labios, donde la beso mientras la miraba con picardía.

Sonrió ante su respuesta, sorprendentemente no parecía querer echarla así que aunque no acostumbraba a pasar la noche con nadie no estaría mal charla un rato con ese drakul. Quien sabe puede que hasta pudiesen tener un segundo asalto. - ¿A qué te dedicas? – preguntó por rellenar huecos que tenía sobre él, ya tenía esa información sobre ella y no le gustaba que le llevaran ventaja.

Rió entre dientes, no podía evitar ver lo irónico de la situación y darse cuenta que todo en esa corta relación estaba de cabeza. –Soy fiscal- respondió mirándola de reojo, sería interesante ver su reacción, al menos sabía que no huiría estando desnuda. –Y a ti ni te pregunto ya se ha que te dedicas, lo que no se es…¿Por qué lo haces?- pregunto por curiosidad, era una chica lista…aunque nunca lo reconocería en voz alta ni frente a ella, odiaría admitir que fue su víctima de robo, es como admitir que es más inteligente que él.